Hoy se estrena en el país la película de Barbie, y una espectadora infaltable en la premier será Carolina Altamirano Semchuk, una apostoleña que hace 14 años colecciona muñecas Barbies: “su gran tesoro”.
“Creo que la Barbie es la resignificación de mi infancia. Yo fui una niña muy feliz y tuve la suerte de poder jugar mucho tiempo. De hecho sigo haciéndolo. Entonces eso me lleva a esos momentos de felicidad donde nada duele, donde no hay problemas, donde somos lo que podemos o lo que queremos ser como dice el spot de Barbie”, comenzó contando Cecilia en diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones.
En su gran colección, que según ella es la única de la provincia, Cecilia tiene muñecas de diferentes épocas y ediciones: Barbie tropical, patinadora, Barbie felices fiestas y muchas más.
Todas originales, ya que según lo explicó, la regla de los coleccionistas es conseguir piezas originales, creadas por la marca Mattel que es la única que fábrica Barbies a nivel mundial.
A su vez, la colección también contiene elementos de la Barbie y “un que otro Ken” comentó entre risas Cecilia; teniendo en cuenta que “Barbie en realidad nunca se casó con Ken”, ironizó.
La gran ventaja de ser coleccionista adulta es que “soy, como me gusta decir a mí, una niña que se puede comprar lo que le gusta, y a lo mejor saciar esos deseos que en su momento quizás no podía hacerlo”, explicó. Eso ya que, como la mayoría de las niñas, cuando era chica no tenía muñecas originales sino las reversiones más económicas.
Más que el precio de la colección, el valor sentimental
Toda la colección conforma un tesoro del cual, según lo contó la posadeña, muy pocas piezas tienen precio; pero casi todas tienen un enorme valor sentimental.
Sobre eso explicó “mi preferida es una básica, es la Barbie tropical que fue la primera muñeca que mis papás me regalaron cuando era chica. Fue mi primer Barbie, de las originales. Además tengo la última muñeca que mi mamá me regaló diciéndome ‘es la última muñeca que te compro, después te compras vos’, designando mi futuro. Esa tiene mucho valor porque fue la última de mi infancia y la primera como coleccionista”, afirmó.
En cuanto a las muñecas más caras Semchuk contó que: “Tengo una Barbie que se hizo en Argentina (cuando Mattel vendió la matricería al país) que no tiene precio. Hablamos de miles de dolares”, indicó.
En ese punto aclaró que, mediante su diálogo con un grupo de coleccionistas de Asunción Paraguay y otros países, pudo saber que los coleccionistas del exterior tienen colecciones mucho más amplias que las de coleccionistas del país ya que en Argentina entran menos juguetes importados.
A su vez, son poquísimos los coleccionistas del país porque “es muy costoso coleccionar Barbies y a su vez, es algo que se divide en varias ramas, ya que está el coleccionista de empaque cerrado, el coleccionista que renueva las muñecas y que se pone a buscar en las ferias los zapatitos o la ropa. Incluso a veces muchos compran las muñecas por pedazos y vuelven a armarlas. Eso varía. Después tenés el coleccionista que tiene muñecas únicamente de colección, es un mundo recontra amplio”, especificó.
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