Cada 24 se septiembre se conmemora el Día Mundial del Cáncer de Tiroides con el objetivo de concientizar acerca de la prevención a través de un diagnóstico temprano para poder actuar a tiempo y mantener una buena calidad de vida.
Esta afección forma parte del grupo de cánceres poco frecuentes y corresponde al 1% de todos los cánceres en general. Este y otros datos aportó la especialista en endocrinología (Mp 00272), Carmen Alfonso, en diálogo con la FM 89.3 Santa María de las Misiones.
Los nódulos que aparecen y crecen en el cuello son el indicio principal al que hay que prestar atención, sin embargo, aclaró que “el 97% de los nódulos de tiroides son benignos, solo un 2% sería sospechoso de cáncer y un 1% efectivamente derivan en cáncer”.
Entre otros síntomas, la endocrinóloga mencionó sentir dolor al tocarse el cuello, o notar que el o los nódulos van aumentando su tamaño. “La glándula tiroides está ubicada en la parte anterior al cuello, generalmente el paciente se observa o se palpa y es ahí cuando identifica anomalías“, agregó. Otra situación que despierta la duda, es cuando la persona se hace una ecografía o estudio del cuello por otro asunto y allí se observa un nódulo, “ese también es un buen momento para hacer un diagnóstico específico”, insistió.
Respecto a los factores de riesgo, son meramente de origen hereditario, “como un antecedente de cáncer medular”, más no hay riesgos externos que luego deriven en cáncer de tiroides.
La profesional aportó otra aclaración vinculada a la frecuencia de esta enfermedad en hombres y mujeres. Dijo que si bien las enfermedades hormonales son más frecuentes en mujeres, “el cáncer de tiroides resulta más usual en el hombre, por ejemplo, el nódulo grande en un hombre es más sospechoso de cáncer, ya que en las mujeres suelen ser más frecuentes y benignos”.
Prevención y tratamiento, un paso fundamental
Alfonso comentó que si en primera instancia el paciente asiste a un médico clínico, lo más probable es que le sugieran hacerse un estudio de “Función Tiroidea”: “es un laboratorio de sangre en el que se pueden ver las hormonas tiroideas. Si ese nódulo va acompañado de trastorno de la función, generalmente estamos hablando de un nódulo benigno”, apuntó.
Sin embargo, en el caso en que no se descarte la sospecha en un primer momento, corresponde someterse a una ecografía a través de la cual se pueda apreciar con mayor exactitud los posibles nódulos del cuello.
Se observan características particulares en la ecografía, por ejemplo se tratan de identificar nódulos sólidos que tienen la vascularización aumentada, si tienen forma irregular, si están calcificados; si es así, ese nódulo sería sospechoso y corresponde hacer una punción de nódulo tiroideo, es decir, una biopsia”, explicó la especialista.
Para brindar tranquilidad respecto a la punción, Alfonso dejó en claro que ese procedimiento se lleva adelante con una aguja parecida a la utilizada para extraer sangre, y que la sensación también es similar. “No hay que tener miedo, es una tarea sencilla de la que participan el endocrinólogo, el ecógrafo y el patólogo”. Esta es la manera más eficiente para determinar si se trata de un nódulo benigno o de cáncer de tiroides.
Si se confirma la enfermedad, la médica detalló que el siguiente paso para el paciente es hacerse una cirugía llamada tiroidectomía total, la cual consiste en extirpar totalmente la glándula de tiroides.
“Se puede vivir tranquilamente sin la glándula, porque las hormonas que ésta manda a la sangre pueden ser reemplazadas por una pastilla que se toma todos los días”, mencionó.
Luego de la intervención quirúrgica, solamente resta “hacer un rastreo corporal total para corroborar que no haya metástasis o algo similar”. Informó que el cáncer de tiroides no requiere quimioterapia, radioterapia o cualquier tratamiento invasivo.
“Tiene una excelente evolución y la persona se cura. Prácticamente nadie muere de cáncer de tiroides hoy en día”, destacó, e insistió en la importancia del diagnóstico temprano para descartar sospechas o iniciar un tratamiento efectivo en tiempo y forma.
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