Autoridades del Ministerio de Gobierno provincial y de la Agencia Tributaria de Misiones informaron el miércoles el secuestro de un millonario cargamento de soja de contrabando en las afueras de San Vicente, a la altura del kilómetro 974 de la ruta nacional 14.
La carga, que de acuerdo a las presunciones oficiales tenía por destino el cruce por medios clandestinos a tierras brasileñas “a través de barcazas precarias que la harían cruzar por el río Uruguay”, era transportada en nada menos que ocho camiones. Las autoridades no dudaron en tildar al procedimiento de “histórico” ya sea “por su volumen como por el valor comercial del producto”.
Sin embargo, a estas alturas de los acontecimientos, algunas singularidades acerca del operativo y de las formas carecen de respuestas. Por ejemplo, el convoy de ocho camiones llegó a San Vicente tras haber traspuesto las fronteras de Misiones en donde existen férreos controles de la Agencia Tributaria y también de la Policía provincial. Nada se sabe tampoco respecto de los papeles que deberían haber exhibido los transportistas al momento de justificar la carga y el rumbo y que bien podrían haber disparado sospechas.
Para responder a estas y otras preguntas el economista y productor agropecuario José Piñeiro Iñiguez dialogó con la FM 89.3 Santa María de las Misiones.
“Es totalmente insólito y opino en función de ser productor de soja y de cereales. Misiones no es productora de soja al igual que Corrientes. Sí se produce en Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires”, comenzó describiendo.
“Lo primero insólito que hay que observar -avanzó-, es que un camión con cereal, en este caso de soja, va en dirección sur-norte. El destino de la soja es una planta de estrujado, para hacer aceite; o un molino, para hacer harina; o ensilarla, para exportarla en un puerto”.
“Misiones no tiene plantas para estrujado, ni molinos, ni puertos, con lo cual jamás un camión de soja debería transitar en sentido sur-norte”, advirtió Piñeiro Iñiguez.
“Lo segundo insólito es que un camión con cereal lleva un documento, una carta de porte que dice de dónde salió esa soja, cuánto es la carga y qué destino tendrá. Un camión de soja es, obligatoriamente, parado en cada puesto en la ruta y el conductor debe exhibir esta carta de porte. A su vez el destinatario de esta soja debe ser un productor agropecuario, exportador, harinero, molinero, solvente que no fue el caso de este cargamento secuestrado en San Vicente”, cuestionó Piñeiro Iñiguez, quien advirtió que en este caso se trataba de un monotributista categoría D.
“Resulta insólito que los camiones hayan sorteado los puestos de la Gendarmería, la Policía y la frontera de Misiones y los anteriores de Corrientes y Entre Ríos”, indagó el productor. “En ningún lado pasó nada”, manifestó.
Consultado sobre las posibles respuestas al itinerario de los ocho camiones que las autoridades provinciales incautaron el miércoles, Piñeiro Iñiguez no dudó en afirmar que la repuesta gira en torno “al precio y a este problema de la brecha cambiaria”.
“La soja se vende en dólares y su precio se fija a diario. En Argentina estos dólares el Banco Central los convierte a pesos a un valor de 80, aproximadamente. Al mismo tiempo se le quita la retención con lo que al productor sojero le queda algo así como 55 pesos por dólar, mientras que si venden la soja ilegalmente esos dólares se convierten en billetes. No hay retenciones ni un tipo de cambio diferencial”, describió Piñeiro Iñiguez. Así las cosas, se preguntó si a un productor de soja le sería más atractivo vender en el mercado exportador en el puerto de Rosario o hacerlo de contrabando en Brasil a 160.
“La diferencia es tan grande que la utilidad no es sólo para el productor, sino que también lo es para el intermediario y para el que controla”, advirtió.
“Todo esto pasa porque existe un mercado de cambios tan abierto, con una brecha tan abierta entre las dos puntas, y por contar con retenciones. Así, mercados como Paraguay venden al año entre diez u once millones de toneladas. Pero la pregunta es si realmente producen esa cantidad… y la respuesta es que no”, sentenció el productor.
“La soja pasa rápidamente hacia Brasil, se mezcla con la brasileña y ningún poroto de soja habla, con lo que se va en un camión al puerto brasileño”, indicó.
“A partir del diferencial que se produce por el tipo de cambio queda mucho dinero en el medio y ese dinero alimenta el descontrol de los que tienen que controlar. Nadie controla y los camiones pasan, pero el primer semáforo que debería haber es que jamás tendría que haber un camión de soja circulando desde el sur hacia el norte, porque no tiene destino conocido para que esa soja pueda ser aplicada en el país”, advirtió.
“Seguramente no son los únicos camiones ni lo serán en el futuro. Es un sistema de goteo permanente hacia los dos ríos de Misiones. El diferencial que se obtiene es enorme y mientras eso exista este negocio seguirá funcionando”, abundó Piñeiro Iñiguez.
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