Por Charly Esperanza
El músico y compositor Jorge Araujo camina sobre el sendero elegido, ganando desenvoltura en su rol de compositor, cantante, guitarrista y pianista, y al rememorar las decisiones tomadas, disfruta el presente que lo encuentra experimentando con sus producciones propias y presentando una nueva canción, “Cuerpocomoderno”, en la cual comparte la interpretación con Ricardo Mollo, compañero de cruzadas durante nueve años dentro de la extensa historia de Divididos, que suma su participación como invitado con su voz y ejecutando una guitarra con Ebow, un dispositivo electrónico que reemplaza el uso de las púas.
El tema, con íntima simpleza acústica, se libera como una extensión hacia una nueva producción discográfica luego de lo que fue el lanzamiento de su primer álbum “A Un Minuto de Envejecer” (2018).
Así, entrevistado por FM 89.3 Santa María de las Misiones, Araujo reconoció que tuvo que pasar mucho tiempo con una necesaria preparación previa antes de animarse a invitar a Mollo para grabar juntos una canción.
¿Por qué tardaste tanto en pedir a Mollo para grabar juntos una canción de tu creación?
Primero, porque estuve alejado completamente del canto unos 20 años, dejé de cantar. Mis comienzos como artista tienen que ver con The Beatles, Luis Alberto Spinetta, Almendra y Javier Martínez de Manal. Arranqué cantando, tocando la guitarra y la batería, componiendo, haciendo canciones, teniendo mis grupos. Pero eso se fue alejando a medida que me fui especializando en la cuestión de tocar la batería. Lo que sucedió fue que cuando retomé el canto, que tampoco fue algo pensado sino que se dio naturalmente, con Gran Martell ninguno de los tres cantaba, entonces yo tomé la posta y eso me hizo volver a la fuente. Esa sensación fue similar a la que tenía a mis doce o trece años.
Pasó un mes que dejé de tocar con Diego (Arnedo) y Ricardo (Mollo), y apareció esa nueva sensación que, por otro lado, era viejísima y muy liberadora. Así empecé a fascinarme con eso y empecé con proyectos donde básicamente quería cantar. Lo que me tomé es un tiempo bastante prudente para llamar a alguien que respeto y quiero mucho como Ricardo, porque no me hubiera gustado hacerlo en un momento donde le podía mandar una canción que tal vez no era lo que se puede escuchar ahora (con Cuepocomoderno). No tenía la experiencia, pero ahora son más de 16 años de venir cantando, incluso hay discos de otras personas donde me han invitado para cantar, así empecé a tomar mucho contacto con eso.
En los primeros diálogos con él estaba presente que yo quería que cante todo el tema. Pero César Silva, que es el productor, me indicó que debía ser algo compartido entre los dos. “Se tiene que notar que comparten el canto” me decía. Entonces tuve que reformular un poco la cuestión. Se trata de compartir, ahí sintonizamos y me lo puse así en la cabeza.
¿“Cuerpocomoderno” es un adelanto de un próximo disco en tu carrera solista?
Sí, es para un álbum nuevo. Pero como le pasó al 99% de los músicos, diría en todo el mundo no solamente en Argentina, teníamos proyectos de presentación de discos y shows que fueron cayendo (por el avance de la pandemia del COVID-19). Nosotros tuvimos que levantar un show con Gran Martell, con entradas agotadas, dos días antes. Con Ricardo de invitado íbamos a hacer una presentación en la Usina del Arte. Pero bueno, esto es lo que nos toca ahora.
Hay que mirar para adelante, por eso la cuestión ahora es tratar de hacer cosas para que la gente se sienta acompañada, en este momento que hay hasta un exceso de información, que también te puede enfermar; la música y los artistas en general ocupamos un lugar importante. En esta etapa arranqué dando clases por Internet, haciendo videollamadas o usando Skype. Considero que eso también activa mucho para que otros músicos estudien o aprendan cosas, y que intercambiemos conocimientos. Después también está mi parte creativa artística que continúa al disco A Un Minuto de Envejecer.
¿Cómo te sentís actualmente en lo artístico?
Creo que me siento más crecido y muy satisfecho con las decisiones que he tomado, que en su momento fueron hasta muy contradictorias para mí y para cierto entorno también. Mi carrera es muy extraña. Arranqué como músico sesionista por casi 10 años. Cuando entré a tocar con Divididos venía de una carrera de sesión donde había grabado con un montón de artistas, como Armando Manzanero o Lito Vitale, y participé en varios discos pero sus carreras eran lideradas obviamente por ellos. Entonces mi carrera como músico era tocar, como tantos músicos, para otros artistas y formar parte de esos proyectos de manera temporal.
Cuando entré a Divididos fue como que retomé lo que era de adolescente. Cuando grabé con ellos los cinco discos (Otroletravaladna 1995, Gol de Mujer 1998, Narigón del Siglo 2000, Vengo del Placard de Otro 2002, y Vivo Acá 2003), y pasó todo lo que pasó, evidentemente como alguna vez me dijo Diego, la necesidad de cantar y componer seguramente me empezó a hacer ruido, y me lo respeté. Había un zumbido, algo, que me estaba diciendo “che flaco hay algo acá que vos tenés que hacer, no sé qué es pero reaccioná”. Por eso digo que estoy satisfecho porque son cosas que no pude descifrar en los momentos que hice esos cambios importantes en mi vida, no entendía muy bien qué me pasaba, pero ahora estoy parado con una viola adelante, o en la batería, cantando mis canciones y haciendo los proyectos que quiero.
Esta es otra época de mi vida, igual sigo disfrutando muchísimo de tocar la batería, estudiar, o dar clases. Todo eso sigue en pie y lo disfruto. Los que tuvimos posibilidad de acceder a cierta educación, tenemos la obligación moral de transmitirla. Siento que debo transmitir un poco ese conocimiento que puedo tener gracias a la gente que me enseñó.
Ahora estoy muy involucrado con la composición, la producción, sacar discos, invitar y compartir con otra gente, estoy todo el tiempo pensando en función de eso.
En este momento no me cuesta mucho dejar el lugar de baterista, lo que me puede llegar a costar es que alguien le dé una impronta muy diferente a lo que yo pensé para una canción, como que lo acentúe por otro lado. Pero si hago una maqueta de eso y me responde, me parece lo mejor, porque en el momento que estoy tocando la guitarra no me dan ganas de pensar mucho en cómo yo tocaría la batería en ese tema. Pienso básicamente en lo que me gustaría escuchar y poder interactuar.
El efecto de la cuarentena
Por otro lado, centrado sobre el impacto del COVID-19 que afecta a la realidad en cualquier ámbito social, económico y artístico, Araujo se pregunta cómo hubiera soportado la situación del aislamiento obligatorio si lo hubiera sufrido en sus años de juventud, con la adrenalina propia de quien necesita la excitada magia que produce subirse a un escenario, liberarse a los designios de la música y brindar un recital para la cantidad de personas que sea sumándose al goce conjunto.
¿Hay algún provecho que el músico le puede sacar a esta situación de la cuarentena y el encierro?
En el caso de los músicos que pueden y tienen los elementos en su casa capaz que se puede aprovechar la cuestión de componer más. Lo que está muy difícil es poder abstraerse de lo que sucede. Yo tengo dos hijos, uno de 27 y el otro de 20, al de 20 lo veo perdido con esta situación. Lo hablé con Ricardo y Diego, y pensábamos cómo hubiéramos hecho nosotros a los 20 años para aguantar y estar tanto tiempo sin poder salir a tocar. Es una conducta ejemplar la que tienen los pibes ahora. El hecho de no poder tocar, interactuar o socializar es muy difícil sobre todo para los jóvenes. Yo estoy pensando mucho en ellos.
Lo que puede ser que suceda es que en este momento muchos artistas están componiendo, habrá una cantidad de discos y de material seguramente nuevo, y se tendrá un aire fresco.
Pero yo siempre pienso en los jóvenes porque son ellos los que cambian la brújula de las cosas, siempre fue así, desde The Beatles hasta hoy. Por eso, la juventud es lo que me preocupa ahora por cómo podrán canalizar esto, lo digo hasta pensando en lo económico.
Futuro de la industria musical
Además, con la inquieta actitud positiva que desea encontrarle cualquier punto débil a los muros que puedan levantarse en su camino, Araujo considera que el golpe provocado sobre las diferentes actividades productivas puede, puntualmente en lo que se relaciona a la grabación y producción de discos dentro de la industria musical, generar un momento de quiebre necesario para volver a encontrar las herramientas que le permitan realimentarse y recuperar parte del terreno perdido.
¿Dentro de este contexto qué pasará con la grabación y difusión de los discos en el formato físico que hace años padece una importante caída?
Me parece que es un momento ideal para que haya un ajuste de clavijas importante. Estaría muy bueno que en este momento las compañías, más allá de pensar en los grandes números, vean cómo hacer para que el negocio discográfico empiece a ser lo que era antes.
Lo que está pasando afecta más a los artistas que a las compañías, obviamente. Los artistas están sufriendo la falta de ingresos, pero las compañías seguramente tienen acuerdos con todas las plataformas digitales que conocemos. No tengo dudas que ellos siguen negociando y sosteniéndose en la situación, pero lo importante será ver cómo después se realimenta todo. Ahora pasó algo que cambia todos los paradigmas, por eso espero que estén justamente despiertos y atentos a que esto se modifique.
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