Tras conocerse ayer que el Índice de Pobreza del primer semestre de este 2024 llegó al 52,9%, por encima del 41,7% de finales del año pasado, el padre Alberto Barros, vicepresidente de Cáritas Diocesana, lo calificó como trágico e inaceptable.
“Si bien no es un fenómeno nuevo la pobreza, obviamente ya venía con una situación dura de tiempo atrás, pero el salto que ha pegado en estos seis meses es realmente alarmante. Los datos oficiales del Gobierno se parecen mucho a lo que decía el Observatorio para la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina y estamos hablando de por lo menos 25 millones de argentinos en situación de pobreza, unos 6 millones en situación de indigencia y un 66% de menores de 14 años en situación de pobreza”, expresó Barros en diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones, al referirse a las cifras oficiales conocidas este jueves.
Como vicepresidente de Cáritas, organización que brinda asistencia a los más vulnerables, el sacerdote tiene contacto directo con las personas más afectadas por la crisis y describió la situación actual como “desesperante”, destacando que “la clase media y los jubilados han sufrido un empobrecimiento notable”. Señaló además que imágenes de personas buscando comida en la basura, algo que no se veía desde hace décadas, han vuelto a hacerse frecuentes. “La situación ha retrocedido a niveles comparables a los de 2003, lo que resulta incomprensible en un país con tanta riqueza natural y humana”, agregó.
Respecto a las políticas del Gobierno, Barros fue especialmente crítico, señalando que “la enorme devaluación de diciembre pasado, del 25%, fue una decisión política que disparó la inflación, afectando a todos los sectores”. También lamentó la desfinanciación en áreas clave como salud y educación, denunciando que “hay personas que no acceden a medicamentos, lo que está literalmente costando vidas”. Para el sacerdote, esta “falta de empatía” por parte de los gobernantes es un motivo de gran preocupación.
También recordó cómo, tras un aumento que calificó de “mínimo”, se celebró un asado en el Congreso. “Fue un gesto burlesco y denigrante”, opinó y criticó la promoción de un “individualismo inhumano”, que, según él, está destruyendo el tejido social del país. “Este individualismo no es una virtud, es una enfermedad”, enfatizó, afirmando que está en total contradicción con los valores cristianos.
Sin embargo, insistió en la importancia de no perder la esperanza, una virtud fundamental. A pesar de que el panorama es desolador, subrayó que la solidaridad y el compromiso con la dignidad de las personas son esenciales para salir adelante y añadió que, sin cambios profundos en las políticas, la situación seguirá empeorando.
Por otro lado, destacó el rol de los movimientos sociales y de la Iglesia, a pesar de la desfinanciación que sufren. “Gente que nunca había pedido ayuda está acudiendo a los comedores comunitarios”, señaló, subrayando que estos espacios se han vuelto fundamentales en el contexto actual.
Finalmente, llamó a la clase política a asumir sus responsabilidades. Instó a los gobernadores y legisladores a “ponerse de pie” y actuar para frenar el deterioro económico y social que afecta a millones de argentinos.
“Frente a un gobierno unitario que niega recursos a las provincias, las provincias también deben asumir su dignidad y exigir soluciones”, concluyó.
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