Cooperativa Sarandí cumplió 20 años en la cuenca lechera


Lo que comenzó como una adversidad, terminó en un logro, que el pasado 20 de junio cumplió 20 años de concreción. La protagonista de esta historia es la Cooperativa Sarandí, de El Soberbio, dedicada a la lechería desde su creación. Con la materia prima, venden en la zona su producto insignia: queso barra con la marca Sarandí.

La experiencia de producir leche en una zona no convencional, a diferencia del centro del país, incluso fue parte de un evento reciente en San Francisco (Córdoba) donde la entidad misionera fue a contar su trayectoria a “Todo Láctea”.

Cristina Silva es la secretaria de la Cooperativa Sarandí, a la que llegó tras el fallecimiento de su padre (Santiago Silva), uno de los promotores de la creación de la misma. Lleva meticulosamente todo el registro de la entidad y conoce a fondo su día a día. A pesar de haberse formado como profesora de Educación Física, la vida la terminó vinculando a la producción lechera por la familia. “Soy docente y me llamaron para ayudarlos con los papeles, las llamadas y me incorporé suplantando la figura de mi papá, imagínate que yo de lechería solo conocía lo que veía que hacía mi madre”, reveló.

En diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones y canal 9 Norte Misionero, Cristina rememoró cómo una adversidad terminó dando origen a esta cooperativa. Fue allá por 2003 cuando un grupo de productores se organizó para abastecer de leche a Leandrito de Leandro N. Alem, que buscaba materia prima para la elaboración de sus productos. Cuando lo hicieron, con apoyo del municipio, se encontraron con una triste noticia: Leandrito había cubierto el cupo de abastecimiento. ¿Qué hacer?, fue la pregunta del millón para los colonos de El Soberbio y la zona.

No dudaron en trabajar para crear su propia cooperativa, con el aporte de leche de 50 socios fundadores. Así convirtieron una crisis en oportunidad.

Cristina recordó que en aquel 2003, “los productores hacen lechería para su propio consumo pero, en esa actividad, siempre sobraban algunos litros para alimentar animales, por ejemplo. Esa leche es la que pensaron en los inicios que se podía acopiar para generar ingresos. Se consiguieron freezer y hasta los móviles en los cuales llevar la producción hasta Leandrito. Pero fue cuando les notificaron que estaba cubierto el cupo”.

En esa movida, “con la llamita encendida”, Silva recordó que solicitaron la intervención del entonces viceintendente (hoy jefe comunal, Roque Soboczinski) que estaba en la asociación tabacalera para producir quesos. Entonces empezaron con charlas (para capacitarse) hasta 2004 cuando empezaron a elaborarse los primeros productos que salieron al mercado el 20 de junio de ese año.

Además del queso para fetear, Sarandí produce algo de queso cremoso como también ricota “que lo vendemos en un 80 al 90% en nuestro pueblo (El Soberbio) y un poco en San Vicente. Hasta ahí llegamos porque nuestra producción todavía es poca y no podemos buscar otros mercados. Siempre, desde que empezamos, la demanda fue superior a lo que podíamos dar”.

Cristina Silva no dudó en afirmar que “el mercado existe, lo que falta es la producción y sobre todo la materia prima. Justamente ahora tenemos poca producción porque las lluvias hicieron daño a las siembras y las vacas quieren pasto verde para darnos leche en cantidad. Se las alimenta con algo de silos pero necesitan invariablemente pasto verde para tener cantidad y calidad de leche”.

Producir en zona no convencional

A 20 años de esa decisión, quedan 20 productores donde conviven los diferentes perfiles productivos. “Atraviesan muchas dificultades por ser una zona no convencional, cada productor tiene entre 5 y 15 hectáreas de propiedad. Creo que somos una de las cooperativas que más dificultades geográficas tenemos, al estar en una zona bastante quebrada en Misiones. Eso genera dificultades logísticas y, al ser pequeños productores, cuesta tener los rodeos bien cuidados y alimentados por los costos de insumos en esta parte de la provincia, en esta parte de la Argentina”, destacó.

En cuanto al tipo de ganado que crían para la lechería, Cristina Silva explicó que “al comienzo eran vaquitas criollas, que tenían las familias productoras. Después se fueron incorporando las Holando – Jersey que se adaptan mejor a esta zona”.

Respecto a esa última raza, experiencias realizadas por tamberos de estas vacas en Nueva Zelanda, Gran Bretaña, Canadá y Estados Unidos, han demostrado que esta raza es un 30% más eficiente en la conversión de pasto a leche que las demás razas lecheras. Esto da la posibilidad de manejarla sobre pasturas de menor volumen forrajero o aumentando la carga animal por hectárea.

En ese sentido, la secretaria de la entidad destacó que “no dan grandes volúmenes de leche pero el tenor graso es la apropiada para hacer queso. Las vacas Holando son para el uso de la leche líquida”.
Los socios de la cooperativa tienen más de una actividad productiva, ya que la extracción de leche no es lo suficientemente rentable.

En ese sentido, contó que “en Misiones debe haber solo dos productores que se dedican exclusivamente a la lechería. Uno de ellos es vecino nuestro en Colonia Progreso, Marcos Berger, que es parte de la cooperativa Esperanza y es uno de los más importantes de la zona”.

Los demás “hacen producciones anuales como soja, mandioca, algo de yerba mate. Tenemos algunos que hacen también ganadería y que, al ser cristianos, no pueden cultivar tabaco. Ninguno hace solo lechería”.

Cristina Silva no dejó de lado el apoyo que recibieron de los colegas del Brasil: “Ahora que pasaron 20 años, ya aprendimos de todo para trabajar en el tema”.

En sus inicios, llegaron a producir 90.000 litros mensuales pero, ahora, están en un promedio de 20.000 al mes. Cristina explicó que hay productores que aportan desde 500 litros a 5.000 litros mensuales, para entender la capacidad de generación que tienen.

Sarandí, a diferencia de otras colegas de Misiones, decidió pagar $400 el litro a los productores, sin importar la cantidad mínima de entrega. En tiempos muy adversos para la lechería misionera, la cooperativa sigue adelante y sus socios mantienen la esperanza de que el Estado los apoye para crecer en cantidad de productores y de leche.

Comparada con otras actividades de las chacras, Cristina Silva recalcó que la lechería demanda atención los 365 días del año, sin descanso vacacional ni feriados.

El rol del Estado

Cristina Silva se refirió a apoyo del Estado. En ese sentido, recordó que la Provincia “estuvo acompañando sobre todo a la cuenca lechera del Alto Uruguay, la más grande y representativa de Misiones en cuanto a la cantidad de productores, donde son unos 300 aproximadamente. Realmente siempre creemos que esta es una gran alternativa de producción, porque es un ingreso mensual similar a un sueldo y para la zona rural es importantísimo. Especialmente para estos tiempos donde además debemos pagar Internet, la luz y otros servicios que antes no existían”.

Finalmente Cristina pidió que “ojalá el Estado nacional y provincial -que siempre hacen su aporte- apuesten un poquito más a esta producción tan noble y tan saludable que es la lechería. Es un esfuerzo enorme y, cada vez que tenemos un producto lácteo en nuestra mesa, deberíamos valorarlo de otra manera”.

Por qué no se hace leche en polvo

Entre las alternativas para el sostenimiento de la cuenca lechera de Misiones, se analizó la posibilidad de producir leche en polvo con el aporte de los socios. Sin embargo, no resultó ser viable por varias razones.

Cristina Silva, secretaria de la Cooperativa Sarandí contó en FM 89.3 de las Misiones que “hacer leche en polvo es súper costosísimo, que lo pueden hacer las grandes como La Serenísima o Sancor, a ese nivel de producción. Se necesitan maquinarias muy sofisticadas, grandes cantidades de leche. En algún momento pensamos en juntarnos todas las cooperativas de leche de la provincia pero, ni aun así, podríamos tener la cantidad de leche que se necesita. En Misiones es todavía ínfima la cantidad de producción”.

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