Los recientes datos que el presidente Javier Milei brindó ante la Cámara Argentina de Comercio que señalaban que, según él, “terminó la recesión”, podrían ser apresurados ya que, consultado al respecto el posdoctor misionero en Economía, Darío Díaz, dejó sentado que, si bien la economía argentina dejó de caer todavía falta para cantar victoria.
“Llevamos tres meses de recuperación, pero para hablar del fin de una etapa de recesión tienen que haber seis meses continuados de crecimiento económico. Mucho más en Argentina, donde todo es muy fluctuante y venimos entre caídas y crecimiento. Ahora llevamos tres meses sin caer, pero hace cuatro meses los indicadores mostraban que la economía había caído”, dijo el también director de Metodología y Relevamiento Estadístico del IPEC.
Y agregó: “Si uno mira además la tasa de desocupación hubo un aumento en los índices durante dos primeros trimestres del año. Cuando uno sale de la recesión la tasa de desempleo también tiene que caer y no es así, al contrario”, dijo.
Como contrapartida, Díaz también usó la tasa de empleo, donde se puede ver la cantidad de puestos de trabajo que se crean, para acotar que en los “dos primeros trimestres del año también habíamos caído; claramente está faltando el dato del tercer trimestre que lo vamos a tener dentro de un mes”.
A lo largo de la charla el especialista explicó que según todos los indicadores oficiales de la economía argentina, “la caída económica se detuvo hace tres meses” y que “tiende a una recuperación”.
En este contexto, la frase “estamos mal, pero vamos bien” resuena con la fuerza de un viejo déjà vu que, lejos de ser un consuelo, es más bien una reflexión irónica sobre la realidad que envuelve a miles de trabajadores, jubilados y desocupados por igual.
“Argentina está en recesión”, dijo un contundente Díaz y argumentó: “Ya van tres trimestres que el PBIR (Producto Bruto Interno Real) cae: el cuarto trimestre del año pasado, y los dos primeros trimestres de este año; por ende primero necesitamos saber cómo nos fue en el tercer trimestre y cómo nos va a ir en el cuarto trimestre. Recién después de seis meses consecutivos de crecimiento del PBI se puede decir que pasamos de la etapa de recesión a la de la recuperación”, fue la didáctica explicación del economista Dario Díaz.
Ciclos económicos
Con la virtud propia de un pedagogo, Darío Díaz comenzó la charla con PRIMERA PLANA por FM 89 Santa María de las Misiones y Canal 9 Norte Misionero tras recordar que las cuatro fases del ciclo económico son: auge, recesión, depresión y recuperación.
“La recesión se caracteriza por la caída generalizada de la actividad económica, cuando decimos que hay recesión es porque se reduce el PBIR, también aumenta el desempleo, se contrae el consumo, reduce la inversión (gasto de empresas y hogares) cae la confianza y puede haber caída o estancamiento de las exportaciones. Por ello, técnicamente los economistas sabemos que hemos salido de la recesión cuando se producen dos trimestres consecutivos de crecimiento en los que los números del PBIR crecen”.
“El indicador por excelencia es el PBI porque es el valor de la producción final de todos los bienes y de todos los servicios que se producen durante un año, que lo publica el INDEC (trimestralmente) cuatro veces en el año”.
“Pero -prosiguió- los economistas intentamos tener datos más actualizados. Por ello aquí se suele usar mucho el EMAE que es el Estimador Mensual de la Actividad Económica que anticipa cifras del PBI y los últimos datos que se tienen datan de agosto último”.
Para Díaz, este indicador se debe analizar desestacionalizadamente porque mes a mes pueden haber aumentos o caídas, que dependen de la estacionalidad.
“Entonces cuando se hace este análisis desestacionalizado se puede decir que llevamos tres meses de crecimiento del EMAE (junio, julio y agosto). Anteriormente veníamos de una caída bastante fuerte por lo cual, al mes de agosto, como país no hemos llegado al valor de noviembre del 2023”.
“El último dato de agosto de ese índice es 142,6 puntos; mientras que en noviembre de 2023 todavía con el anterior gobierno, el EMAE era de 145,4 puntos. Por lo tanto”, graficó, “todavía no estamos a niveles de noviembre de 2023 un mes además en el que ya estábamos en recesión”, aclaró.
Reactivación “invisible”
La reactivación que el comercio manifiesta todavía no se ve en otros motores de le economía, como por ejemplo el de la Construcción. “Entonces en el Comercio hemos tenido aumentos de la actividad económica, pero en la Construcción hemos tenido caídas, por lo tanto no podemos hablar de una recuperación. De hecho, los niveles de este último rubro se encuentran todavía por debajo de enero de este año”, sostuvo Dario Díaz en FM de las Misiones 89.3.
Y luego dijo enfático: “Milei también habló del IPI (Índice de Producción Industrial) que muestra un comportamiento errático y en los últimos tres meses creció pero no llega a los niveles que teníamos en noviembre de 2023”.
“Todavía es muy apresurado y aventurado decir que salimos de la recesión, porque ni técnicamente dan los números. Hay que crecer seis meses sin parar ni caer para que comience el ciclo de la recuperación”, finalizó.
La economía da signos de fluctuación constante
El prometedor panorama que brindó el presidente de los argentino la semana pasada se basa, a decir del director de Relevamiento del IPEC, en datos sueltos.
“Lo que dijo Milei fue que a partir del último dato que informó la CAME con respecto a las ventas minoritas, cuando uno compara octubre de 2023 con el mismo mes de este año en el crecimiento interanual se presenta un crecimiento del 2,9%, pero ese no es un indicador para hablar del fin de la recesión porque venimos de meses pasados en los que hubo caída”.
“Entonces, son varios los indicadores a observar a la hora de saber que se ha salido de la recesión: en el PBI sabemos que hay un desfasaje porque estamos en noviembre y el último dato es del segundo trimestre, es decir a junio, entonces todavía hay varios meses para analizar”, dijo enfático.
El panorama actual todavía no es prometedor: la economía en varios sectores da signos de agotamiento o estancamiento y la política parece atrapada en un eterno ciclo de promesas incumplidas y de tensiones sociales que fluctúan y crecen a la par que la desconfianza.
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