Mirta Portillo es una madre que se convirtió en el centro de atención nacional al dar a luz a su séptimo hijo varón, un acontecimiento que, según una antigua normativa argentina, podría hacer que el recién nacido se convierta en el ahijado del Presidente.
La historia de esta mamá comenzó en Misiones, de donde es oriunda y donde tuvo a su primer hijo varón Adam. Debido a que este padecía asma, decidieron junto a su esposo buscar un “clima más seco” para vivir. Tras un paso por Buenos Aires, llegaron a Río Gallegos, en Santa Cruz, desde donde no se fueron más.
“Vinimos a probar y él (Adam) se curó, así que dije, acá me quedo”, relató Mirta durante una entrevista con 89.3 FM Santa María de las Misiones y Canal 9 Norte Misionero.
Tras su primer hijo, llegaron Iván de 16, Thiago (11), Aaron (10), Ezel (8) y David (2). “Me gustan los nombres cortos”, marcó Mirta, quien contó que estaban buscando una nena.
El lunes pasado, en el hospital regional de Río Gallegos, nació Noah midiendo 47 cm y con un peso de 2.8 kgs. Según la ley 20.843, el séptimo hijo de una familia, sea varón o mujer, puede recibir el padrinazgo del presidente de la Nación, por lo que el niño podría ser el ahijado de Milei.
“Sí, me llamaron y me contaron eso, que es obligatorio que el Presidente sea el padrino”, contó Mirta.
Sin embargo, más allá del aspecto legal y tradicional, la familia Portillo ha tomado la noticia con escepticismo. “Mi esposo dice:’¿qué va a venir para acá’?”, planteó con incredulidad la madre.
No obstante, no le cierran la puerta a un hipotético padrinazgo del Jefe de Estado. “Si él quiere, sí”, marcó Mirta, quien por las dudas ya eligió a su hermano como padrino.
Por último, la madre reconoció que querían una niña, al igual que sus hijos que anhelaban una hermanita, pero aclaró que por ahora no habrá nuevos intentos. “Ya me di cuenta que no estoy para la nena”, afirmó entre risas.
Ley y tradición
Es que en 1974 se promulgó la Ley 20.8431 que garantiza el padrinazgo del Presidente de la Nación en funciones, tanto del séptimo hijo varón o la séptima hija mujer de una prole del mismo sexo.
Esta norma está basada en una tradición rusa que predicaba que el hijo hombre número 7 se convertiría en un lobizón y la hija mujer sería una bruja, por lo que la forma de romper este hechizo era con el padrinazgo de los zares.
En la práctica, la ley contempla costear los gastos de los estudios primarios, secundarios y universitarios del ahijado presidencial, “con una erogación de un monto mensual equivalente al Salario Mínimo Vital, que se percibirá solamente cuando se acredite la condición de alumna o alumno regular por parte de la Ahijada o Ahijado Presidencial”
Esto incluye una beca anual que garantice los gastos para la educación. Además por tradición se le regala una medalla de oro.
Además, contempla “la provisión de libros, útiles manuales y tecnológicos y todo aquello que sea inherente al alojamiento, alimentación y recreación de la becaria o becario“.
El ranking de mayor cantidad de ahijados presidenciales lo lidera Juan Domingo Perón, quien con solo diez años en el poder, apadrinó a 1.628 niños. En segundo lugar, se encuentra Carlos Menem, con 1.166 ahijados. En tercer puesto, está Cristina Fernández de Kirchner, quien fue la primera mandataria en abrir este beneficio a familias no cristianas.
Cabe señalar que Noah debería ser el “segundo ahijado” de Milei. Es que en Córdoba nacieron en junio cuatrillizos de una familia oriunda de Trelew, compuesta por tres niñas y un niño. Dado que ya tenían cuatro hijas, una de las nuevas integrantes podía solicitar el “Padrinazgo Presidencial”.
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