“Si hay algo que impone el suicidio o el acto suicida es el silencio”


En Misiones, al año pasado hubo 180 suicidios, uno cada dos días, superando en cifras al 2022. Y, actualmente, según la Organización Mundial de la Salud, por cada suicidio hay cuatro intentos.

En el año en curso, este tema tan delicado obliga a que se implementen más políticas de prevención y abordaje multisectorial y, a la vez, derribar mitos que rodean al acto suicida.

“Si hay algo que impone el suicidio o el acto suicida, es el silencio, ‘de eso no se habla’ la estigmatización, la culpa, y otros factores que afectan a todo el entorno, no solo a la persona que decide poner fin a su vida”, apuntó María Cristina Guillán, fundadora de la Asociación Civil Defender la Vida, quien el martes 10 y todo el mes de septiembre, encabezará actividades en el marco del Día Mundial para la Prevención del Suicidio. 

Para Guillán, “el suicidio termina para la persona que eligió morir por mano propia, pero para su entorno y para la sociedad empieza una serie de preguntas y confrontaciones”.

El objetivo es “ponerle palabras a ese silencio”, dijo a la radio de PRIMERA EDICIÓN y sumó que “no solo se trata de hablarlo, sino de que todos los mecanismos se pongan en acción”.

Habló de ser prudentes al hablar de tasa de suicidios, que conmueve, pero hizo foco en que “una muerte por suicidio se puede prevenir, no evitar en muchos casos, hay una diferencia”. Por eso, “prevenimos hablando, conociendo, y también conectando la red de sostén, en salud sobre todo, que se necesita para sostener a esa persona que está en crisis vital”, resaltó.

 

Los más aislados e invisibilizados

ADULTOS MAYORES. Son de los más aislados e invisibilizados por sus familias, lo que muchas veces lleva al suicidio.

Si bien no hay una edad específica en la que una persona decide poner fin a su vida o está pensando en ellos, los grupos más expuestos, según la Organización Mundial de la Salud, son los adolescentes jóvenes y los adultos mayores, “son dos grupos etarios donde está más marcado y tiene que ver con muchas situaciones, hoy en día la sociedad ha cambiado”, dijo Guillán.

En los jóvenes, “observamos una baja tolerancia a la frustración, el tiempo se ha corrido, se ha acortado y eso genera ansiedad“, comentó.

Mientras que, en los adultos mayores, “es el aislamiento, la invisibilización, y esto es cultural, además las familias cada vez son más pequeñas y las casas ya no están preparadas para albergar a adultos mayores. Son circunstancias sociales que implican que el ser humano no puede vivir aislado, necesita de un otro, las pantallas no reemplazan a otro ser humano”, advirtió.

 

Derribar mitos y señales de alerta 

DERRIBAR MITOS. Piden derribar mitos, por ejemplo, que quien avisa no se va a suicidar. Hay que hablar, escuchar y pedir ayuda.

Guillán explicó que hay muchas creencias que rodean al suicidio. “Los seres humanos actuamos como creemos y en cuanto al suicidio hay que derribar muchos mitos”, dijo.

Y esto viene de la mano de las señales de advertencia que hay que tener en cuenta: “Si una persona en algún momento nos dice ‘me quiero matar’, lo dice con el cuerpo esto de ‘yo estoy bien’, pero el cuerpo nos marca otra cosa, es importante reaprender a mirar y a escuchar, porque oímos y vemos, pero hay un paso más que tenemos que dar”.

“Si esa persona que conocemos está pasando una situación compleja y en su discurso o físico no es coherente en lo que dice o hace, se despide, tiene pensamientos recurrentes, ahí estamos ante una señal de alarma. Por supuesto que debemos acompañarlo a buscar ayuda, no es solo poner la oreja. Es crucial que la persona en crisis sea asistida por profesionales de la salud, no solo de salud mental, sino de salud física también”, resaltó al respecto Guillán.

Por último, advirtió que “un mito que es muy común es ‘perro que ladra, no muerde’, ‘el que dice no lo hace’, ‘me está manipulando’, sobre todo en los jóvenes, en realidad la persona está pidiendo ayuda y hay que buscarla, lo puede verbalizar, hay que tomarlo enserio eso”, cerró.

 

El “lado oscuro” de las redes sociales

El buen uso de las tecnologías y las redes sociales llegaron para facilitarnos la vida en muchos casos, tener todo al alcance de la mano. Pero, “también tienen su lado oscuro”, dijo Guillán. “En general son excelentes para dar a conocer, pero no pueden suplantar, y nosotros estamos muy pendientes de las redes sociales. Es fundamental que seamos responsables, especialmente los adultos, y ser responsables implica charlar mucho con los más jóvenes”, aconsejó.

Destacó que no es un problema exclusivo de Argentina, sino del mundo donde se está viendo “el aumento de la ansiedad, del todo ya, todo pasa por los objetos, todo es muy rápido y nuestro cerebro necesita tiempo para procesar un montón de cosas”, apuntó. Además, se están perdiendo los lazos y cada vez estamos más aislados, “más protegidos dentro de todo lo que nos provee la tecnología y los recursos”, criticó.

Por último, opinó que “la sociedad nos lleva del consumismo al comprismo y, si no podemos, nos angustiamos, vivimos en un mundo ficticio, muchas veces a través de las redes, y la realidad pasa por otro lado”, cerró.

 

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