En estos tiempos difíciles en lo político, económico y social, un comedor o un merendero son un refugio, un lugar de contención y de ayuda a las familias de escasos recursos, en cualquier parte del país; y Misiones no es la excepción.
Zoraida Valiente es un mujer luchadora y responsable de un merendero en el barrio Elena del Kilómetro 1 de Eldorado. Este miércoles dialogó con la FM 89.3 Santa María de las Misiones y contó los pormenores de la actual situación, su trabajo diario tanto con los más chicos como con los grandes y de la ayuda recibida en los últimos días a partir de una cruzada solidaria.
“Hace más de dos décadas que estoy involucrada con el comedor y con el deporte acá en Eldorado. Es una labor que hago con mucho amor y cariño, ya que pese a ser un trabajo laborioso, es muy gratificante”, así comenzó su relato Zoraida.
Luego recordó que “antes tenía dos comedores uno en el Parque Schwelm y otro en el barrio Elena, pero en vista de la situación económica que nos atraviesa y como no tenemos una ayuda continua, bajé mi comedor del Parque Schwelm, donde tienen hermosas canchas donde entrenamos con los chicos los martes y jueves y el resto de la semana siempre cocinábamos”.
“Así evaluando la situación me quedé solo con el merendero en el barrio Elena, donde tengo muchos chicos y tengo gente que viene hasta de zonas aledañas, en este último tiempo se multiplicó la gente que se acerca al comedor”, añadió.
En los últimos días se organizó una cruzada solidaria y el comedor de Zoraida recibió ayuda, la cual fue muy agradecida: “Ante esta situación angustiante y asfixiante se armó una movida solidaria y agradezco a esa gente que Dios le tocó el corazón y conocen la realidad con la que convivo para poder cocinar todos los dias y darle continuidad a esto”.
Además agregó: “Al princpio me costó aceptar; porque mucha gente toma esta donación a mal y cree que uno está metido en la política ; jamás me involucré en la política. La gente mezcla todo. Acá no hay política de por medio; y siempre repito que no se juega con la necesitad de la gente”.
Carlos Leiva junto a su familia y “Cacho” Venialgo, por solo nombrar algunas personas, fueron algunas de las caras visibles que hicieron posible hacer llegar esta donación al comedor de Zoraida.
En cuanto a la cantidad de comensales a los que asiste, Zoraida comentó que arrancó con “30 personas y cuando me di cuenta eramos más de 100 y ya no entraban más en mi casa; y no era solo el tema del merendero sino también el tema del fútbol. Eran chicos que nunca habían entrenado o jugado algún torneo de barrio o de otra índole y también me gustaba eso, porque el deporte ayuda”.
“Pero cuando fueron más de 100 nos trasladamos al Parque Schwelm, pero ahí también se sumó más gente y eran unos 200 en total, porque también era una zona vulnerable, con familias numerosas y múltiples problemas familiares; y me vi en la necesidad de ayudarles más allá de un plato de comida o una taza de té, era darles ropa, contenerlos”, comentó.
También recordó que “chicos que venían al merendero o que jugaban al fútbol conmigo hoy ya crecieron y en la actualidad tienen familia, vienen y me visitan para agradecerme lo que hice por ellos cuando eran más chicos y eso es realmente muy lindo y reconfortante”.
Finalmente, sostuvo que “pese a las distintas crisis que vivimos, siempre hubo ayuda; no mucha, pero siempre hay un alma caritativa. Yo soy independiente, muchas veces recurrí al sueldo de mi marido o ahora de mi jubilación. En esta última cruzada mucha gente común se acercó una vez más a colaborar; pese a que muchas veces tengo la soga al cuello, Dios me bendice y me da hasta más de lo que merezco”.
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