¿Qué pasa cuando estamos estresados y cómo impacta en nuestro cuerpo?


El estrés es la reacción de nuestro cuerpo frente a un desafío o demanda. En pequeños episodios puede ser positivo, como cuando nos ayuda a prevenir el peligro o cumplir con una fecha límite, pero cuando se prolonga durante mucho tiempo, puede dañar nuestra salud.

En ese sentido, prestar atención a los síntomas de nuestro cuerpo en el día a día se vuelve clave para identificar a tiempo enfermedades como el estrés o la ansiedad.

Dra. Evelin Zamorano
Esp. en medicina del estrés

En diálogo con la FM 89.3 Santa María de las Misiones, la Dra. Evelin Zamorano, especialista en medicina del estrés, explicó que “lo principal es no minimizar, el estrés es una de las patologías más frecuentes hoy en día, es un diagnóstico que debe ser tratado y tomado en serio como tal, porque si lo normalizamos y pensamos ‘así ya es mi vida’, a la larga viene la enfermedad y una vez que la enfermedad se instala ya es más difícil volver hacia atrás”.

“Si el estrés llega a tu vida es porque tu cuerpo te está hablando, te está pidiendo atención”, remarcó.

 

Indicadores

El estrés no solo se manifiesta en síntomas físicos, sino también en indicadores emocionales o en estados de ánimo: “cuando uno empieza a vivir en modo automático, cuando uno empieza a estar muy desconectado de sí mismo”, ejemplificó la doctora.

De acuerdo a la especialista, se comienza con dolores en el pecho, sensación de angustia, ansiedad. “Situaciones que antes no te generaban ansiedad como estar con gente, ir a tu trabajo, compartir con tu círculo social te empieza a generar disconformidad”, remarcó.

Otros síntomas son taquicardia, dolores de cabeza, “dolores de todo porque el estrés es un estado inflamatorio. Cuando estamos estresados tenemos exceso de una sustancia que es el cortisol y el cortisol es justamente una hormona proinflamatoria, lo que quiere decir que nos mantiene crónicamente inflamados”.

Todo esto trae aparejado “otitis, faringitis, siempre estás engripado, gastritis, migraña, constantemente estás con inflamación generalizada, y recordemos que la inflamación es la base de la mayoría de las enfermedades modernas”, señaló.

“Cuando uno está estresado se altera la producción de unas células que son linfocitos que son como nuestra defensa, y cuando tenemos el cortisol elevado disminuye la producción y función de esta célula”, añadió.

 

Abordaje integral de salud

Zamorano comentó que lo más común es que el paciente intente parchar o tapar los síntomas, “temporalmente quizás resolvés la situación, pero si uno no resuelve de origen eso va a volver, por eso es importante hacer un manejo integral desde la medicina”, expresó.

Este abordaje es integral porque en la primera consulta con el paciente construye el perfil biopsicosocioemocional de la persona. “Indago mucho, charlamos sobre los antecedentes, los hábitos, hago un buen examen físico y, en base a eso, hago un pedido de estudios complementarios como ser un laboratorio”, desarrolló Evelin.

“A partir de esto se formula un plan de acción integral con nutricionistas, psicólogos, y dependiendo de la persona, también con terapias alternativas. Siempre es personalizado porque no todo es para todos”, explicó.

Bajo esta concepción, argumentó que “yo no te puedo recetar un fármaco sin conocer antes tus hábitos, tus creencias, cómo creciste, si tenés historias de traumas de la infancia, cómo es tu vínculo con quienes te relacionas diariamente, si disfrutas tu vida, si tenés proyecto, qué comes, a qué hora te levantas, a qué hora dormís”.

“Es información muy relevante a la hora de proponerte un esquema de trabajo”, añadió.

Los pacientes que más llegan a la consulta tienen entre 40 y 55 años, “quizás es porque los hijos ya crecieron y recién se pueden ocupar de ellos. Una frase muy frecuente es ‘mucho tiempo cuidé a los demás, ahora voy a empezar a cuidarme a mí’ , compartió Zamorano.

 

Medicina complementaria

La doctora explicó que se trata de una medicina complementaria porque justamente complementa lo que es la medicina tradicional: “terapias energéticas, yogas, pilates, actividades que conecten con la parte espiritual de uno y no solo la parte física”, describió.

 

Eustrés y distrés

Evelin estableció una diferencia entre lo que se conoce como “estrés bueno” y “estrés malo”. El primero se trata de un estrés “agudo, leve, donde tus capacidades cognitivas van a estar más potenciadas”.

“El problema ocurre cuando la situación que te estresa se mantiene en el tiempo o en la intensidad”. Esto último genera lo que se conoce como estrés patológico o distrés, también “estrés malo”, lo que disminuye nuestras capacidades porque al sostenerse en el tiempo nos agota.

 

Imaginario colectivo

“Uno dice estrés y se imagina a la persona que tiene miles de laburos, que está de acá para allá corriendo, y a veces una persona estresada puede ser un niño de 15 años, porque no tiene tanto que ver con las circunstancias externas, sino con las circunstancias internas, con los recursos que yo tenga internamente para afrontar las situaciones: psicológicos, emocionales y también biológicos”, esclareció la profesional.

 

Salud intestinal

Al tratarse de un estado inflamatorio, el estrés nos produce un exceso de cortisol y ese cortisol repercute en nuestra salud intestinal.

“En los intestinos tenemos lo que se llama microbiota intestinal que son unos gérmenes benéficos que nos protegen de un montón de situaciones que pueden afectar nuestra salud”.

“Cuando nosotros estamos estresados, eso va de la mano de muchos síntomas gastrointestinales. Una microbiota alterada favorece el deterioro del sistema inmunológico y produce un mal metabolismo de la serotonina”, desarrolló Zamorano.

“La serotonina es una sustancia que nos ayuda a sentirnos mejor, que nos da felicidad, entonces, cuando hay un mal funcionamiento del metabolismo de esta sustancia vamos a tener mayor tendencia a estados de ansiedad, depresión y estrés”, continuó.

Por lo tanto, “si yo te doy solo un medicamento para tu depresión, pero no resuelvo tu inflamación intestinal, es poco probable que vos resuelvas del todo tu estado de depresión, por eso es tan importante entender que el abordaje debe ser integral”, subrayó.

A raíz de ello, comentó que hoy en día “hay un gran incremento del SIBO, que es un sobrecrecimiento bacteriano intestinal, hay un aumento de los malos gérmenes o bacteria en proporción a los buenos, lo cual repercute en la microbiota intestinal. Recordemos que los intestinos son nuestro segundo cerebro porque participan en un montón de funciones orgánicas”.

 

Fitomedicina

La profesional halagó los beneficios de la fitomedicina: “Yo recomiendo un montón valeriana, melisa, tilo, lavanda en formas de aceites o de té para estados de ansiedad. Sin embargo, esa planta te va a curar el síntoma de ese momento, no va a sacar el estrés de tu vida”.

“Si consumís esa planta, pero no haces actividad física, o seguís trabajando un montón, teniendo malos pensamientos, llenándote de cosas negativas todo el tiempo, no vas a resolver el estrés”, agregó.

 

Tratamiento

El camino para recuperarse requiere “compromiso con uno mismo, tomarse en serio la salud, y dejar el papel de víctima, uno puede elegir ser víctima o protagonista de su vida. ¿Cuándo soy victima? Cuando busco culpables afuera”.

La profesional recomendó enfocar el tiempo y la energía en las cosas que “sí dependen de mí: mis hábitos, mi actitud, mis elecciones diarias, la forma en que yo interpreto lo que sucede”.

“Con esto estoy cambiando mi neuroquímica, estoy aumentando el cortisol por la percepción que estoy teniendo del mundo en ese momento, por la interpretación que tengo de lo que me sucede. Quizás no puedo controlar el precio del dólar, pero sí lo que sucede en mi entorno”, añadió.

 

No hay solución rápida

La Dra. Evelin anticipó que “es un proceso y depende del paciente, hay quienes llegan a tiempo y quienes llegan a la consulta cuando la enfermedad ya está instaurada de manera crónica y cuesta un poco más, pero siempre se puede salir, no importa la edad o el estado”.

Para ello, es primordial “no normalizar el dolor, el levantarse todos los días sin ganas, hay que prestar atención y atender los síntomas”.

 

Hábitos inflamatorios

La profesional señaló que vivimos en una sociedad de hábitos muy inflamatorios y destacó la importancia de realizar actividad física.

“El movimiento es clave. La actividad física es la forma más rápida, efectiva y económica de estimular tus neurotransmisores y de regular tus hormonas. Cada vez que uno hace un poco de actividad física es un acto de amor propio, es algo que nadie más puede hacer por vos”, señaló.

“Entiendo que a mucha gente no le gusta el gimnasio, pero la clave es encontrar algo que nos motive, que nos dé ganas y empezar a tener disciplina”, animó.

Por supuesto, también es importante prestar atención a la alimentación porque existen ciertos alimentos que favorecen que uno sea más propenso a tener estrés o ansiedad. Entre ellos mencionó el azúcar, las harinas refinadas y “todo lo que sean productos de panadería, bollería”.

Frente a un estado inflamatorio, es recomendable consumir Omega 3 porque “nos ayuda a producir las membranas que recubren nuestras neuronas, mejora nuestra capacidad cognitiva y ayuda a bajar este estado de inflamación constante”, explicó.

El Omega 3 se encuentra mucho en pescados, nueces, algas marinas. “También viene en suplementos, pero eso siempre es importante que sea con prescripción médica”, aclaró.

Por otra parte, “también es importante consumir todo lo que posea vitamina D, zinc y magnesio. Este último es clave para la regulación hormonal, neuroendocrina y para bajar la inflamación”.

No obstante, recordó que “siempre es importante realizarse de manera previa un estudio de laboratorio y evaluación integrativa porque no todo es para todos”.

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