Pasaron cuatro años desde que Oscar Herrera Ahuad se hizo cargo de la Gobernación de Misiones. A pocas horas de terminar su mandato y jurar como diputado provincial (fue nominado por Carlos Rovira como su sucesor al frente del Poder Legislativo), ofreció una entrevista exclusiva al programa Primera Plana de FM 89.3 Santa María de las Misiones y canal 7 “Somos Misiones” de Flow.
No evitó la autocrítica, habló del debe de la gestión pero también de los logros en medio de pandemia, incendios, sequía, entre otros desafíos.
Explicó cómo será su gestión si llega a la Presidencia de la Legislatura y sobre el país después del domingo 10: “Soy muy optimista”, sentenció.
¿Se siente menos peso, a pocas horas de terminar el mandato?
No. Siempre fui muy respetuoso de los tiempos en los que uno tiene la responsabilidad en un trabajo que asume, desde el momento que la gente te da la posibilidad de hacerlo. En una Argentina como la que vivimos, es muy difícil sentirse aliviado porque -de un día para el otro- pueden pasar tantas cosas que, 24, 48 o 72 horas, puede parecer una eternidad!
Hay que seguir trabajando día a día con sobrada responsabilidad en los actos que uno realiza en la institucionalidad y en la gestión.
¿Qué balance hace de la gestión provincial?
Ha sido intensa, de mucho trabajo, compleja, desde casi el inicio de la gestión, atravesado por todos los factores que ya conocemos y que sería largo enumerarlos. Sin dudas, nos da la posibilidad de estar hoy charlando y eso hay que agradecerlo a Dios que nos haya dado esta posibilidad, porque pasamos tiempos difíciles y muy duros.
No solo atravesamos momentos muy duros económicos, sino también por cuestiones que hacen a la vida humana: desastres naturales, fenómenos climáticos, incendios, un entorno regional extremadamente complejo sacando la pandemia de lado. Pero hubo un escenario económico durísimo, durísimo, durísimo, que afectó a la Argentina con los problemas que ya conocemos.
Llegamos a este tiempo con una provincia equilibrada, que honra sus compromisos, que nunca puso en duda la continuidad de un sistema que genere y busque resultados positivos para la gente.
Es difícil decir que fue una buena gestión…
¿No la califica así?
No. No hago calificativos, en el sentido de bueno, mediano o malo porque hubo cuestiones positivas, otras negativas. Tomamos decisiones correctas y otras que -quizás- no hayan sido tan correctas, porque la conformidad es una cuestión de quedarse conforme uno mismo.
“Las cosas que salieron bien fueron mérito de mis compañeros de trabajo, de un equipo, de una decisión política acertada. De una conducción política de Carlos Rovira, que me permitió dedicarme a la gestión”.
No soy de decir que me voy conforme. Nunca uno se puede ir conforme con un 44% de pobreza, sin haber terminado una escuela que comenzó a hacer, sin haber reconstituido los miles de caminos rurales de la provincia, cuando hay robo de ganado, cuando los puentes que debimos terminar no lo hicimos. Pero, claro que hubo otras prioridades! ¡Hubo que tomar decisiones en otras cuestiones mucho más medulares! Hubo una obra pública con poca respuesta desde algunos lugares que debían financiarlas.
Pero hubo una intensa gestión y, en ella, siempre nos tuvo dando la cara. Ese es un valor importante: dar la cara en los momentos difíciles y en las no tanto, más sencillas, también estuvimos y acompañamos.
En ninguna de las gestiones que tuve le he puesto una calificación. Al contrario, siempre algo faltó y, para ello, tenemos la continuidad de un proyecto político, de un gobierno que lo va a ir haciendo, concluyendo, honrando a las obligaciones que contrajimos en este período.
¿No te podés calificar del 1 al 10 diciendo “hice esto y me quedó esto otro” en el balance?
¡No, no! Ni siquiera lo pensé. Porque a aquel al que no le cumplimos las cosas te califica con un 0 o un 1. Y con el que sí pudiste cumplir te da una nota más alta. Habría que hacer un promedio, pero ¡no!
Sé que fui electo en un trabajo que es gobernar la provincia y, desde el primero al último día, voy a estar trabajando. Lo mejor que puedo hacer es devolver la confianza al que me la dio -pero también a quien no me la dio con el voto en su momento- en haber trabajado todos los días que se requirió, haber estado en los momentos difíciles.
También creo que, el valor de la gestión y el trabajo, ha llevado a que nuestro espacio político con un triunfo contundente, con un candidato como Hugo (Passalacqua) que es una persona con sobrada experiencia y, a su vez, de una notable calidad humana en tiempos no tan fáciles que se vienen, incluso mucho más duros que los que tuvimos que atravesar en estos últimos cuatro años.
¿Tiene algún pendiente de la gestión más importante?
Hay muchos. Sobre todo en el fortalecimiento de la gestión pública, cuestiones educativas o de infraestructura, con una macroeconomía que si hubiera sido más equilibrada, lo podríamos haber hecho.
En lo sanitario anduvimos muy bien y yo destaco que cumplimos el rol encomendado en las leyes: no gastar más de lo que tenés, no endeudar a la provincia, seguir sin endeudamiento porque te da autonomía, con los recursos que ingresas aunque sean muchos o pocos. Saber dónde los utilizas cuando los recursos son finitos. En esa línea muy finita está el equilibrio que debemos hacer.
Al final de la etapa, el Gobierno nacional (Alberto Fernández, Sergio Massa) ¿ayudó a Misiones?
Ahí también tenemos muchas cosas que fueron positivas. Y otras que nos hemos quedado con las ganas de poder concretarlas: obras de agua, de conectividad y los puentes que eran algo que hemos insistido del primer al último momento; obras de infraestructura vial; la Zona Aduanera Especial que es algo que sentimos su incumplimiento con los misioneros.
No por eso fue un fracaso, porque sentamos un precedente y hay una fortaleza de haber instalado este tema a nivel nacional. En esa línea, creo que hubo aciertos y errores de la Nación, como no haber cumplido con la deuda nacional con Misiones de ANSeS, que son muy importantes y hoy llegan al 50% de la masa de aguinaldos que tiene Misiones. Teníamos el compromiso que se iba a cumplir, pero no ocurrió.
Se habla mucho de la soledad del poder: ¿lo sentiste en el mandato?
No. Asumo esto como compromiso de trabajo y como ustedes acá en la radio, están muy bien acompañados. Y siempre me he sentido bien acompañado desde el primer momento.
¿Quiénes fueron los puntales en la Rosadita?
Las cosas que salieron bien fueron mérito de mis compañeros de trabajo, de un equipo, de una decisión política acertada. De una conducción política de Carlos Rovira, que me permitió dedicarme a la gestión. Rovira trabajó en la ingeniería política y a mí me tocó la gestión y la ejecución de acciones de Gobierno. Eso hace sencilla la tarea de un Gobernador, al no tener que estar pendiente de la rosca política de un lado y del otro.
El éxito quedó demostrado en las elecciones con un Gobernador de nuestro signo político y, luego, al haber recuperado en lo que en su momento teníamos de cantidad de diputados nacionales y provinciales, senadores, concejales, intendentes.
“El día que terminó el balotaje, empezó el tiempo en que todos debemos contribuir para que el nuevo presidente tenga éxito. Que se equivoque lo menos posible. Y siempre defendiendo los intereses de nuestra provincia”.
Creo que las mayores fortalezas están dadas en la conjunción de una política ordenada y con un norte bien definido; que incorpora esquemas disruptivos de trabajo como el NEO, sin que eso signifique un desplazamiento de quienes venimos desde hace muchos años en la función pública.
Hubo fortaleza en los amigos, en la familia donde radica el hecho de transitar estos tiempos de mandato. En la familia uno pone la comprensión y la contención que uno tiene que tener. Llevo ocho años sin haber salido un día de vacaciones con la familia. Me tocaron viajes al extranjero pero nunca fue mi familia conmigo. El año pasado, justamente cuando estaba por salir con ellos, hubo que hacer el llamado a elecciones y me tuve que quedar para preparar lo administrativo de fin de año. Tenía la valija lista, pero se fue sola la familia y me tuve que quedar para hacer mi trabajo. Después vino la sequía, los incendios… no se trata de quejarse sino de mostrar el ámbito de comprensión de la familia y los amigos que constituyen una tranquilidad ante las responsabilidades.
¿Habrá más tiempo para el rock, para el fútbol… para qué?
En este tiempo, somos 40 personas que formaremos parte de una Legislatura, que debemos agradecer a los misioneros que con su voto nos permiten que tengamos trabajo, en una Argentina donde falta trabajo.
Con más razón tenemos que entender que no se nos ha dado ningún cheque en blanco ni mucho menos un título honorífico de algo. Sino que debemos sentarnos el domingo, para tratar de darle respuestas a la gente, nada más y nada menos que a muchos que fueron a votar para diputados provinciales, sin tener trabajo. Y votaron para darnos trabajo. Desde ahí hay que generar construcción y entendimiento para darle las soluciones a la gente. Después habrá tiempo para la música, para una guitarra, un partido de fútbol porque la vida pasa y necesita de esas cosas también.
Hay un tema que ahora vuelve, ante la oportunidad que tendrá de presidir la Legislatura, como mensaje para los que tienen una discapacidad y descreen de llegar a cumplir roles importantes. ¿La tecnología le va a ayudar a cumplir su rol legislativo para poder escuchar a sus colegas?
Es así, con la tecnología se viene trabajando por pedido del ingeniero Rovira con el equipo técnico informático que dirige la ingeniera Patricia López, para adaptar la banca. Acá vuelvo a un tema: en una Legislatura donde impera la voz del otro, cuando un legislador habla nadie más lo hace, los demás respetan con silencio, es el arma más importante que me va a ayudar a escuchar. La dificultad de los implantes se da cuando se generan muchas voces en un mismo acto.
Para que la gente me entienda, tuve la oportunidad de estar en el Congreso nacional en la apertura de sesiones. Y estaba cerca del presidente de la Cámara y a 10 o 15 metros había 10 o 20 legisladores que se paraban, lo insultaban. Obviamente ahí no escuchaba ni al presidente ni a los que lo insultaban desde abajo o a los que aplaudían. Ahí también entendés el respeto a las discapacidades. Cerca mío estaba sentado uno de los legisladores muy conocido y famoso, al que le tuve que pedir que hablen de a uno porque me hacían daño con los gritos.
En nuestra Legislatura no hay margen que ello ocurra y eso me da tranquilidad para trabajar, con el respeto del pleno que inculcó Rovira de unos hacia otros.
Mientras practicábamos el juramento, un legislador de la oposición me preguntó cómo llevaba lo del implante y cómo pensaba que iba a trabajar en el recinto. Le comenté mi confianza en que no iba a tener problemas y él me confirmó que “cuando habla un legislador no vuela una mosca”. Era un opositor describiendo el respeto adentro del recinto y abogo por mantenerlo desde la Presidencia si me toca.
¿Va a convocar a los opositores? ¿Cómo funcionaría la Legislatura con usted al frente?
Justamente es en el consenso y el disenso de la pluralidad de voces, donde se da la fortaleza que debemos tener para resolver los problemas de la gente. El hecho de la oposición no es por hacerlo tangencialmente. Debe ser constructiva y con ideas que vienen de lo que llamamos oposición.
Pero es una iniciativa de un compañero de trabajo, sentado en una banca y que circunstancialmente fue mi adversario político. Eso se terminó tras las elecciones y las ideas de mis compañeros deben fluir para construir respuestas a la gente. Y Rovira lo ha logrado transformando en leyes las ideas de nuestros adversarios.
En mi caso será una persona de diálogo como siempre en mi vida, de entendimiento pero sobre todas las cosas de respeto. En todo momento, más allá que por cuestiones muy puntuales estás sujeto a que te falten el respeto por algunas cuestiones, siempre mi devolución va a ser con respeto. Y creo que vamos a lograr trabajar con consensos, aun en las diferencias por las políticas públicas implementadas.
Estamos en una función pública porque somos 40 tipos a los que casi 700 mil misioneros nos dieron trabajo, laburo no para pelearnos sino para resolverles su problema que, quizás, sea el trabajo.
Por eso la convocatoria será amplia en el trabajo, asumiendo las cosas que se hacen mal y después cada uno protagonizará luego el tiempo electoral otra vez.
También hay que decir cuando la oposición hace planteos fuera de lugar. Todo forma parte de una dinámica legislativa respetuosa.
¿Cómo ve al país pos 10 de diciembre?
Soy muy optimista. Quizás por la formación académica que nos hizo pasar por una terapia intensiva y ver a un bebé muy chiquitito y decir “algún día ese bebé va a caminar” aunque te dijera “Oscar, ese niño está re mal y pesa un kilo y es imposible”, yo insistía que podía no solo caminar, sino de grande ir a la escuela y ser médico, gobernador o presidente.
Confío plenamente en la voluntad de la gente. El día que terminó el balotaje, empezó el tiempo en que todos debemos contribuir para que el nuevo presidente tenga éxito. Que se equivoque lo menos posible. Y siempre defendiendo los intereses de nuestra provincia, nuestra Patria chica y acompañando lo que sea constructivo para la sociedad, porque la gente votó sabiendo las propuestas. Lógicamente advirtiendo lo que pueda ser perjudicial para Misiones, lo discutiremos en los ámbitos que correspondan.
Pero tengo muchas expectativas con la Argentina que, después de todo lo que hemos vivido este año, va a tener una buena cosecha, es una Argentina que abrió los caminos a la autosuficiencia en lo que hace a hidrocarburos, que tiene gas para exportar, que tiene litio y que tiene un campo que este año va a devolver los miles y miles de millones de dólares perdidos en este tiempo. Será necesaria la fortaleza de un presidente y de su equipo para poder usufructuarlo.
“Estamos en una función pública porque somos 40 tipos a los que casi 700 mil misioneros nos dieron trabajo, laburo no para pelearnos sino para resolverles su problema que, quizás, sea el trabajo”.
Entiendo que habrá unos primeros meses de mucho ajuste, pero espero que no sea un ajuste que vaya directamente a la gente y que se pueda transitar el camino de la disminución del déficit fiscal en áreas en las que se deba hacer y no a la gente.
Si eso se logra y los primeros 100 días son duros y difíciles con el esfuerzo de la gente, Argentina tiene grandes responsabilidades.
Misiones ¿está preparada para un tiempo duro de meses o años?
No, nadie está preparado para esto. La realidad te empieza a golpear desde el mismo momento de querer comprar algo que comprabas ayer y ya no podés comprarlo. Ahí está la importancia de poder lograr el equilibrio para que eso no ocurra y que estén los recursos para que eso no ocurra.
Que se produzcan recortes en otras áreas sí, pero en eso no, como es la asistencia social. No por eso decir que sea un país que vaya a transitar el asistencialismo, pero es necesario acompañar a los que más lo necesiten.
Somos nosotros los que debemos trabajar para que eso no ocurra.
No es un tiempo para las especulaciones oportunistas individuales, es un tiempo para trabajar entre todos, desde todos los niveles.
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