Con un emotivo homenaje, se recordó el Ciclón que unió a Posadas y Encarnación


El pasado 20 de septiembre se cumplieron 97 años del acontecimiento histórico que marcó la ciudad de Encarnación y afianzó la hermandad entre posadeños y encarnacenos: el ciclón del año 1926. En ese marco, de la mano de la Junta de Estudios Históricos y la Municipalidad de Posadas, ayer se llevó a cabo un emotivo acto conmemorativo en el Parque Paraguayo para recordar el acontecimiento histórico, en el cual participaron posadeños y una comitiva que vino especialmente de Encarnación para el evento.

En relación a eso, una de las invitadas privilegiadas fue la directora de Cultura de la Municipalidad de Encarnación, Fabiola Castelnovo, cuya familia fue una de las más afectadas por el Ciclón encarnaceno.

Fue así, con la presencia de posadeños y encarnacenos que se abrió el acto entonando el Himno Nacional Argentino, el Himno Nacional Paraguayo y la Canción Provincial Misionerita.

Luego, el director de la Junta de Estudios Históricos de Misiones, Rolando Kegler, hizo una breve reseña de cómo se vivió ese acontecimiento histórico que dejó el saldo de 400 personas fallecidas y la entonces emergente ciudad de Encarnación devastada.

En ese marco, recordó que la Municipalidad de Posadas decretó en el año 2004 una ordenanza que establece el 20 septiembre como el Día de la Solidaridad Posadeña-Encarnacena.

 

Masones: actores fundamentales en la historia

Participaron en el evento miembros masones de la Logia Roque Pérez, de la Logia Femenina Argentina y de la Logia Unión y Progreso de Encarnación.

En ese sentido, cabe destacar que los masones de la Logia Roque Pérez fueron actores fundamentales cuando a Posadas le tocó asistir a los hermanos encarnacenos tras el ciclón.

Como lo explicó Kegler, la Logia Roque Pérez abrió sus puertas para recibir a los heridos y sobrevivientes, cuando el entonces Hospital de Posadas ya no daba abasto.

En ese marco, de parte de la Logia Roque Pérez, se hizo presente el artista y periodista posadeño Hugo Quintanilla quien hizo mención de todos los acontecimientos históricos de crisis en los que los masones salieron a cooperar.

Por otra parte, en relación a la Logia, otra actividad que se destacó en el acto fue la feria de tributos masónicos que, según los organizadores fue la primera que se realizó en el NEA, fuera del ámbito masónico, donde se expusieron algunos documentos y certificados que daban cuenta de su participación en la asistencia del Ciclón del 1926.

 

Puesta en valor del monolito

Finalmente se procedió a la parte más importante del acto: la puesta en valor del monolito del Parque Paraguayo que, pocos saben, fue cedido por el Paraguay a modo de agradecimiento por asistir a los encarnacenos.

Silvia Gómez, miembro del Archivo Histórico Municipal, fue la encargada de dar un emotivo discurso donde explicó cómo la sociedad posadeña en cuestión de minutos se organizó para ayudar a la devastada Encarnación. “Hay un gran agradecimiento de parte de los encarnacenos y me atrevo a decir, vergüenza de este lado, porque como todas las cosas que se hacen de corazón, la historia no las cuenta”.

“Es así que hoy tenemos una placa para quien quiera pasar y enterarse qué es el monolito y cuándo se puso”, explicó ante los presentes. Finalmente el evento cerró con una ofrenda de claveles de parte de la comitiva encarnacena al monolito del Parque, y con un espectáculo de danza paraguaya.

 

El fatídico día que quedó en la historia

En diálogo con FM 89.3 Radio Santa María de las Misiones, Silvia Gómez, directora del Archivo Histórico Municipal profundizó sobre lo que ocurrió el día del ciclón en base a los documentos históricos.

“Hace 97 años un ventarrón indomable hizo temblar a la ciudad de Posadas, pero del otro lado del río Paraná, en Encarnación, dejó una estela de polvo, escombros, personas fallecidas y atrapadas.
Eran cerca de las 19 de aquel 20 de septiembre de 1926 cuando el ciclón marcó un fatídico día en la ciudad paraguaya, donde solo se escuchaban gritos y desesperación en medio de la noche.

“En la costa vecina, los posadeños vislumbraron el silencio y la oscuridad al otro lado del río. A los pocos minutos, el padre José Kreuser y Jorge Memmel, cruzaron las aguas del Paraná hasta Posadas en busca de auxilio, donde rápidamente el gobernador de ese entonces, el doctor Héctor Barreyro, ordenó un operativo de asistencia para ayudar a los hermanos encarnacenos. Barcos, médicos, alimentos, ropas y botiquines fueron parte de la ayuda brindada en ese momento crítico. Desde ese momento se estrecharon más los lazos entre posadeños y encarnacenos, que aún hoy siguen vigentes.

Gómez contó que “se traían a los heridos, acá los carpinteros se pusieron a fabricar ataúdes, porque no había cantidad que alcanzara, se hicieron colectas, participó todo el país, los periodistas se encargaron de difundir, llegaban donaciones de todo el país, de Brasil y acá se organizó toda la distribución. Los ferrobarcos iban y venían todo el tiempo llevando mercadería y donaciones (desde querosén y gasas hasta juguetes, visos y enaguas). La gente iba a cocinar, para que los que habían sobrevivido y que no tenían dónde estar, pudieran comer todos los días, los chicos pudieran tomar sus dos copas de leche”, resumió.

Otro dato interesante, dijo la historiadora, es que la zona baja tenía una sola escuela y que fue destruida. De esto dio cuenta el escritor chileno de seudónimo Orangel Edelmar, quien escribió el libro “La Catástrofe de Encarnación”, donde cuenta esos fatídicos días que sufrió en carne propia.

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