Cerebro y corazón: dos órganos vinculados con factores de riesgos compartidos


Si se piensa en la salud cardiovascular, y que el 28% de las muertes totales en Argentina son por enfermedades cardiovasculares, lo primero que se piensa es en el cuidado del corazón y la prevención de infartos. Sin embargo, cuidar el cerebro es fundamental para prevenir Accidentes Cerebro Vasculares (ACV), un episodio de salud frecuente y altamente invalidante que también afecta el sistema cardiovascular.

He ahí la importancia de cuidar el cerebro tanto como se cuida el corazón ya que se trata de órganos totalmente vinculados que comparten muchos factores de riesgo. Así lo explicó en diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones el cardiólogo MN 66559, miembro de la Federación Argentina de Cardiología, Gustavo Cerezo.

“Yo trabajo en el Instituto Cardiovascular Buenos Aires, y ahí tenemos una unidad de corazón/cerebro. Eso porque comparten muchos factores de riesgo en sus enfermedades, y son tantos que hablar de la salud del corazón en gran cantidad de factores es hablar de la salud del cerebro. Es por eso que hace muchos años estamos trabajando en ese tema”, comenzó explicando Cerezo.

Es así que, cuando se habla de ACV “hablamos de un evento mayor, al que llegamos tarde. No solo deja secuelas a una cantidad significativa de pacientes y puede costar la vida, sino que cuando deja secuelas son totalmente invalidante. Entonces donde tenemos que poner el foco en la prevención del ACV, como ponemos la prevención en el infarto de corazón también”, señaló el médico.

A su vez, la hipertensión arterial es el primer factor de riesgo para que ocurra un ACV: otra conexión entre la salud cardiovascular y el cerebro; por lo que, con prioridad, el hipertenso debe tener controlada su presión en menos de 14 de máxima y 9 de mínima recordó Cerezo.

“Respecto a nuestras cifras, en el país después de los 50 años la mitad es hipertensa lastimosamente, y va en aumento porque también aumenta la cantidad de hipertensos que no se saben hipertensos, nunca han tenido la oportunidad de controlarse la presión y tener un diagnóstico y por tanto, no se cuidan como deberían”, afirmó.

 

Cuidados para prevenir

Gustavo Cerezo
Cardiólogo de la Sociedad Argentina de Cardiología

El compartir factores de riesgo quiere decir que, al prevenir los factores de riesgo que pueden afectar al cerebro, se previene también los del corazón y viceversa.

“La gran mayoría de las cosas para prevenir no son complejas, ni costosas pero sí difíciles de poner en práctica”, indicó el médico.

En cuanto al cerebro “primero tenemos que aumentar la reserva cognitiva: seguir estudiando, leyendo, aprendiendo; continuar en contacto con la gente, con pares, no aislarse socialmente, mantener el cerebro activo aunque sea con crucigramas, sudoku, lo que fuere, Todo sirve porque mantiene la plasticidad neuronal”, especificó.

Luego, “es muy importante mantener un buen peso, bien controlada la hipertensión arterial si es que existe, tener controlados los lípidos y hacer actividad física. Eso último es básico para la salud de las arterias y es gratis”, afirmó el médico. Es ahí donde se entra en un paralelismo con el corazón.

“No hay que ser un deportista, simplemente hacer media hora de actividad física por día que puede ser bicicleta o caminata. Y eso junto a una dieta sana (con alto contenido de frutas, verduras y poco contenido de grasas animales) nos asegura conservar nuestras funciones cerebrales y disminuir la incidencia de ACV”, afirmó.

 

Hacerle frente al debilitamiento natural

Tanto el corazón como el cerebro son órganos que naturalmente se van debilitando con la edad. Es por eso que, en el caso del corazón, “mientras avanza la edad, tenemos que acercar los estudios que hacemos en forma preventiva”, explicó el médico. Una consulta que, se sugiere, debe ser una vez por año si es que no hay ningún antecedente de enfermedades cardíacas.

En ese punto el especialista recalcó la importancia de la relación médico/paciente ya que, mediante ésta, el médico puede hacer las intervenciones correctas y ahorrarse otras que son innecesarias.

En cuanto al cerebro, mientras va envejeciendo de forma natural se enlentiza, explicó el especialista. “Como cualquier parte del organismo, no es el mismo a los 10, a los 20 o a los 80 años. Ese envejecimiento se ve en un enlentecimiento de nuestras funciones cerebrales, sobre todo las superiores como la memoria, la memoria de trabajo, las funciones ejecutivas, las funciones más complejas”.

No obstante, a pesar que los años traen un debilitamiento natural, hay puntos que exacerban ese debilitamiento como el tabaco, el sedentarismo, aislarse socialmente, no tener una buena dieta ni hacer actividades físicas.

 

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