Los silos pertenecientes al Instituto de Fomento Agropecuario e Industrial (IFAI), ubicados en Bernardo de Irigoyen, comenzaron con la fabricación de alimento balanceado a baja escala para atender la demanda de los criadores de ganado pero se han encontrado con un problema: la mayoría de los productores vende su maíz a Brasil.
La frontera seca, que facilita el cruce, la falta de controles federales y la conveniencia del precio son un combo demasiado tentador para los que viven en la zona, pero a la vez tienen un efecto no deseado: no tienen materia prima para elaborar alimento y lo deben comprar a otras provincias, a mayor costo. Este problema se suma a otros similares, que ya son algo “cultural” en la zona fronteriza: el contrabando de soja proveniente de la Pampa Húmeda, de vinos provenientes de las bodegas argentinas, y otros productos.
El presidente del IFAI, Roque Gervasoni, explicó que “uno de los cuellos de botella de la producción cárnica, de vaca, de cerdo o pescado, es el alimento. Queremos potenciar ahí la producción de alimento y tener buen precio”.
En declaraciones a FM 89.3 Santa María de las Misiones, Gervasoni dijo que “tenemos que reconfigurar el funcionamiento de los silos pensando en generar alimento”. El organismo provincial tomó posesión del establecimiento el año pasado, revocando la concesión otorgada luego de una denuncia por contrabando de soja contra los administradores anteriores y allanamientos de Gendarmería Nacional.
“Hay una cuestión cultural: el que hace grano lo lleva al otro lado (Brasil). Hay una cuestión geográfica y los fondos de las plantaciones de maíz de productores argentinos terminan en Brasil”, explicó.
“Subís un cerro por la calle y es Argentina pero cuando bajás la calle ya es Brasil. Y no hay nadie (que controle), no hay frontera, no hay nada. Los piques abundan, que son los caminos por donde se comercia habitualmente entre uno y otro país”, agregó. Gervasoni sostuvo que “no tiene sentido que ayudemos a plantar maíz para venderle a Brasil. Es un problema. Lo mismo pasa con el ganado. Hay mucho ganado que se va al otro lado”.
Aclaró que por ahora la producción de alimentos es baja por este impedimento para obtener el abastecimiento de granos: “El productor tiene que comprar grano para poder producir alimento: maíz, el expeller de soja, y es costoso. Ese es el cuello de botella por los costos de toda la producción cárnica en la provincia”.
“La idea es acopiar para una asistencia a productores en emergencia, en algún momento venderlo, porque una bolsa de alimentos puede estar en los $2.300, $2.500, $3.000, depende de la calidad y para qué lo vas a utilizar. Entonces, poder tener un buen alimento a un precio acorde es conveniente para nuestros productores” señaló.
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