El pasado miércoles, el cardenal Mario Poli hizo un llamado a la solidaridad, la fraternidad y la amistad social en la homilía que pronunció en la catedral porteña por el 25 de mayo, frente al presidente Alberto Fernández y todo su gabinete.
Sin embargo, voces de la oposición y también dentro de la Iglesia lamentaron que la grave crisis social, con una pobreza que afecta al 43,8% de la población, según las mediciones de la Universidad Católica Argentina (UCA), no fue el eje central de la homilía del arzobispo de Buenos Aires.
Por su parte, el presidente Alberto Fernández consideró que “las del cardenal fueron palabras muy reflexivas que comparto y valoro mucho”.
En diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones, Alberto Barros, vicepresidente de Cáritas de la diócesis de Posadas y párroco de la Sagrada Familia, señaló que “todos estamos llamados a ser más solidarios. Hay mucha gente que no tiene el pan de todos los días en sus casas, mientras tanto vemos peleas y enfrentamientos estériles, incluso dentro del Gobierno nacional, internas partidarias en el oficialismo y la oposición. Todo eso genera mucho desconcierto, desánimo y bronca en el ciudadano común que está pensando cómo sobrevivir a una situación muy difícil”.
Al mismo tiempo, recordó que el mensaje de la Iglesia también “es muy claro, para que quienes tienen la función de gobernar piensen más en la gente, en los problemas de nuestro pueblo, y dejen de pensar en sus intereses o sus propios proyectos personales, partidarios, sectoriales, porque si siguen así vamos a perder todos”.
“Uno trata de pensar bien siempre pero la experiencia nos dice que, en general, en la dirigencia política argentina son muy obsesivos con el tema del poder, aunque siempre lo van a negar. Están todos pensando en candidaturas, cómo se ubican”, cuestionó y analizó que “desgraciadamente el poder en Argentina siempre gira en función de vanidades e intereses personales, sectoriales, muchas veces también en función de los negocios personales y de los sectores”.
Por ello, Barros planteó: “Nos faltan modelos ejemplificadores de políticos entregados pura y exclusivamente a la búsqueda del bien común, entendiendo que el poder si no se hace servicio termina siendo un problema para todo el país”.
Además, sostuvo que “hay cosas que se hacen, pero creo que también existen muchos frenos. Hay muchas cosas que se podrían hacer mejor si los funcionarios en cualquier nivel de conducción se abocaran pura y exclusivamente a cumplir las tareas para las cuales fueron votados”.
“Si realmente cada uno hace lo que tiene que hacer en función del bien común, todo andaría mucho mejor. Pero creo que se le da demasiada importancia al poder, no como servicio sino como experiencia de vanidad, negocios, posicionamientos personales y sectoriales”, dijo y amplió que “hay un espectáculo tan doloroso de peleas permanentes en el mundo de la política, y uno se pregunta si es tan difícil que un día se sienten a hablar todos, a veces dentro del mismo espacio están a las trompadas. Es la dirigencia que tenemos”.
Además, Barros apuntó directamente a que “en términos generales tenemos una dirigencia muy mediocre que no está a la altura de las circunstancias”.
“No sé si llegan a captar el dolor profundo que tienen millones de argentinos que literalmente no tienen para la comida de todos los días. No sé si en su mayoría los políticos llegan a ver eso, si lo captan o los conmueven. Da la impresión de que tal vez son las asociaciones las que captan esa realidad”, describió.
Golpe económico familiar
Sobre el nivel de impacto de la inflación que recae, principalmente, sobre las familias más pobres, a nivel nacional, Barros comentó que “hay un dato que revela lo que nos pasa como país, donde permanentemente la pobreza está creciendo. Pasan los gobiernos de un color y otro, y la pobreza sigue creciendo. Hay algo que no anda bien”.
“El panorama que tenemos hoy en la Argentina es de una inflación imparable, que golpea particularmente en los alimentos que es el gasto mayor que tienen los sectores pobres. Con una clase media empobrecida y gente asalariada, con trabajo en blanco, que hoy es pobre porque no llega a cubrir la canasta básica”, subrayó.
Y añadió que “hay algo que está muy mal en la Argentina. Creo que todos debemos tomar conciencia del dolor que hay en millones de argentinos, que no pueden acceder a algo tan básico como es el alimento en el país de los alimentos, si no llegamos a entender esa realidad no vamos a salir nunca de este pozo y vamos a seguir siempre dando vueltas sobre las mismas cosas”.
En ese sentido, remarcó que “van pasando los gobiernos y tenemos los mismos problemas, las mismas dificultades, y peores. Con altibajos, porque hay algunos momentos de bonanza, pero nunca saliendo completamente de los problemas”.
“Ahora con una pobreza que ya alcanza prácticamente a la mitad del país, hay chicos desnutridos, que crecen mal, abandonan la escuela, y tanta gente que quiere trabajar pero no encuentran trabajo, no tiene la capacitación adecuada para los trabajos que podrían tomarlos, viven de changas mal pagas. Es todo un círculo muy duro de pobreza”, completó.
En relación a la respuesta de la dirigencia política sobre las problemáticas sociales y económicas que se agudizan cada vez más, expresó: “No sé si nuestra dirigencia llora la pobreza, o solamente la mira desde lejos, desde un escritorio, donde la pobreza no les toca nunca”.
Pedido de mayor asistencia
Por otro lado, aseguró que en los últimos meses creció la demanda de asistencia social. “Tanto en las comunidades parroquiales, otras iglesias y movimientos sociales, todos captamos que hay un pedido cada vez mayor en la asistencia de alimentos”, recalcó.
“Hoy la gente va comiendo cada vez menos, y son cosas de menor calidad lo cual tiene un impacto en la salud muy fuerte. Un chico desnutrido es alguien que no aprende, termina fuera del circuito educativo, por lo tanto más tarde quedará fuera de lo laboral y terminará en situaciones de exclusión”, finalizó.
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