PROBLEMA. Muchas familias también tienen complicaciones para acceder a alimentos de calidad por la falta de ingresos.
“El trabajo es sagrado, hace a la dignidad humana y a la pertenencia a una comunidad. En el trabajo está la vocación más noble del hombre y su suprema dignidad, pero hoy esta dignidad está herida”. Ese fue el mensaje que dejó monseñor Oscar Ojea, presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, para la celebración de San Cayetano. En este sentido, el padre Alberto Barros, vicepresidente de Cáritas en la Diócesis de Posadas, también se expresó sobre el trabajo y la problemática social por la que atraviesan las familias en estado de vulnerabilidad.
En este punto, describió que “Ojea habló de una situación social casi desesperante, esa es una expresión muy fuerte. Además, habló de la angustia que provoca la falta de trabajo y de la experiencia de desamparo en que se encuentran muchas familias por la situación laboral”.
En diálogo con FM 89.3 Santa María de las Misiones, Barros expresó que “hay tanta gente que no tiene trabajo o que lo ha perdido a lo largo de este último tiempo. Hay una cantidad de personas con trabajo mal remunerado, trabajo esclavo o informal. Es decir que hay situaciones laborales que se transformaron en una angustia, en un desamparo o una situación desesperante para muchos”.
Indicó que “el norte argentino es la zona más pobre del país, es decir que también se da esta dignidad herida”.
A la vez, consideró que -si bien- es una mirada dura “no nos puede dejar indiferentes, sobre todo quienes tienen la responsabilidad de gobernar y la urgencia de dar respuestas a esta situación, como diría el Obispo Ojea, casi desesperante a partir de la falta de trabajo, la desocupación y el crecimiento de la pobreza”.
En consecuencia, Barros deslizó que “los gobernantes a través del diálogo con todos los sectores sociales, empresariales y sindicatos puedan ir generando caminos de solución a la problemática del trabajo que es una de las grandes salidas de la pobreza junto con la educación”.
Aseguró que “hay familias que por falta de trabajo o de posibilidad de ingresos genuinos viven una situación de angustia por la falta de dignidad”.
También manifestó que “el trabajo da dignidad, permite al ser humano desarrollar capacidades y creatividad, generar un ingreso para sí mismo y la familia”.
“Los planes sociales deberían ser transitorios”
El mercado laboral, la situación de pobreza por la que atraviesan muchas familias y los planes sociales son otros de los temas que abordó el vicepresidente de Cáritas en la Diócesis de Posadas, padre Alberto Barros.
Mencionó que “desgraciadamente quien queda fuera del sistema educativo va a quedar afuera del mercado laboral, porque hoy se exige como mínimo un estudio secundario terminado”.
Asimismo, dijo a la radio de PRIMERA EDICIÓN que “siempre defendimos la necesidad de un subsidio y de planes sociales en la emergencia y en la coyuntura de una crisis económica como la que estamos viviendo. Pero, el problema es que los planes sociales se van convirtiendo en una realidad permanente, cuando deberían ser transitorios; es decir como un paso donde la persona pueda encontrar un trabajo digno y genuino, que dignifique a la persona y le permita un ingreso con el cual pueda sustentarse a sí mismo y a la familia”.
Remarcó que el problema es que “no hay un ambiente adecuado en Argentina que genere inversiones o se pueda dar la posibilidad de nuevos puestos laborales. Además, la crisis genera que muchas empresas cierren y el mercado laboral se achica, por lo cual se genera una desocupación gigante”.
“Pero el problema es que si no hay una perspectiva de trabajo al cual se pueda acceder pronto, no hay salida. Un país que genera planes sociales y no genera fuente de trabajo provoca que estemos en un callejón sin salida”, sentenció.
Se observan más problemas
Por otro lado, el padre Alberto Barros señaló que “hay experiencia de desvalorización para muchos que están en una situación de pobreza. De alguna manera, se experimenta una degradación de la dignidad por la falta de trabajo”.
Además, esto repercute en otros sentidos ya que “hay consecuencias afectivas y en la educación porque los chicos que van dejando el colegio o la misma familia -muchas veces- va perdiendo la capacidad de sostener a sus chicos en el ámbito educativo; como así también la alimentación se va transformando en una problemática seria y muy grave porque la falta de ingresos en una familia impacta en el alimento”.
En cuanto a las familias que están en estado de vulnerabilidad, indicó que “el ingreso que tienen lo gastan en alimentos, pero hoy muchas familias no tienen un ingreso suficiente para la compra de alimentos y tampoco para que estos sean de buena calidad”.
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