“Debemos ir a una economía popular exportadora”


El economista exvicepresidente del Citibank, José Piñeiro Iñiguez, en diálogo con FM Santa María de las Misiones, señaló probables tensiones con el dólar “blue” en el segundo semestre del año. Además, criticó la especulación de los “pseudos empresarios” que “no invierten” y “remarcan en las góndolas”.

El también máster en Negocios en la Universidad de Harvard, EEUU, propuso “crear un paradigma para salir de este laberinto” a través de una “economía popular exportadora” que se focalice más en el libre comercio, la exportación, la competitivad y la producción, y menos en el asistencialismo del Estado.

 

¿Cómo sería una economía popular exportadora?
La economía popular exportadora es una propuesta, en mi modesto entender, que debería poder encaminarnos hacia adelante. Argentina es un país exportador y hoy la solución del país para recaudar fondos es vender sus productos en el exterior. La pregunta es ¿puede convivir un gobierno controlador y estatista, asistencialista, con una economía de libre comercio, exportadora, competitiva y productiva?
En este laberinto vive la Argentina hace muchos años y no encuentra una salida. Deberíamos crear un paradigma para salir.
Con la pandemia, la economía, el atraso cambiario, todo lo que vivimos el año pasado y parte de este y en un caos tremendo y pareciera ser que es el fin del mundo.
Sin embargo, hay otra Argentina que está en el interior profundo del país y es la patria agro exportadora que produce y mueve casi el 65% de la economía Argentina.
Con la última campaña de granos generó US$ 40.000 millones en exportaciones, con las exportaciones de carne generó entre 18 y 20.000 millones de dólares y con la agroindustria generó otros US$ 20.000 millones más.

 

En el campo está la riqueza
La campaña de trigo sembrada avanza a pasos agigantados y va a dar que hablar. La campaña de maíz va a ser récord en la historia argentina. Este es otro mundo sin prensa. Se habla de la posible estatización de Vicentín, pero no se habla del vaciamiento de Vicentín.
También se habla del cierre de las exportaciones de carne, pero no que determinados empresarios subfacturaron las exportaciones.
A pesar de todo esto, hay empresarios genuinos que apuestan, invierten, trabajan, producen y exportan en el país. En los últimos 20 años, esa Argentina productora, le dio al Estado US$ 100.000 millones en retenciones de exportaciones.

 

¿Estos empresarios no piden subsidios?
No. En ningún momento hablan de subsidio o asistencialismo. Sí discuten si las retenciones son más altas o más bajas, pero siguen produciendo y exportando y pagando al fisco sus impuestos.
Son empresarios que tienen la siembra directa, que hablan de biotecnología, de fertilización razonada, de profesionalismo en los contratos de los tercerizados, que dan empleo y que generan altos salarios.
Para tener dimensión, un tractorista de una cosechadora de primera línea puede cobrar entre $15.000 y 20.000 por día.

 

¿Qué discuten estos empresarios?
No discuten lo indiscutible. Por ejemplo, si hay que hacer represas o no. Cuando la contrapartida de ésto es la sequía actual.
Tampoco discuten si se usan o no los herbicidas, cuando la contrapartida de no usarlos es la quemazón de campo que produce los incendios que vivimos.
Tampoco discuten la genética de las semillas cuando la contrapartida de no modernizar es el hambre.
Las producciones agropecuarias de los últimos 10 años paliaron en gran parte el hambre. De continuar el tipo de siembra de hace 50 años atrás, la hambruna que tendría Argentina hoy sería tremenda y las exportaciones de las cuales estamos hablando no hubieran ocurrido.
Este adelanto tecnológico está en la Argentina que produce y se ve en biotecnología, genética animal, en el avance en la proteína animal que el país convierte en dólares al exportar determinado tipo de carne.
Estos empresarios son los que hacen caminar a la Argentina, a pesar de la estatización de la hidrovía, del cierre de las exportaciones y de las altas retenciones.

 

¿Pero también están los otros empresarios?
Claro. Los pseudo empresarios que pretenden plantar bananas en la Patagonia, para graficar lo absurdo de lo que quieren hacer.
Quieren empresas subsidiadas, y que el Estado les garantice sus ventas con beneficios. Piden, pero no hay inversión, trabajo genuino, pagos de impuestos y los salarios que pagan son de tipo esclavo.
Estas son las dos Argentinas que conviven hoy. Pero, por suerte, la patria agro exportadora va despacito tapando a ésta otra que vive del subsidio estatal.

 

¿Y el Estado hoy a cuál de las dos partes mira?
La pregunta es perfecta. Las noticias generalmente hablan de los pseudo empresarios porque tienen más poder y, en muchos casos, más dinero.
Mientras, la otra Argentina trabaja y exporta y sigue generando los polos de desarrollo del Gran Rosario, del Gran Córdoba y del interior de la provincia de Buenos Aires.
Al recorrer la zona núcleo, en las ciudades de Salto, Pergamino, Recifes, Venado Tuerto, Rufino, vos te encontrás en otro mundo. Lo mismo ocurre en Santa Fe, en el Gran Rosario, en Casilda, Las Varillas, Esperanzas, Sunchales y Rafaela.
En esos lugares se habla de producir, generar empleo, de última tecnología y de biogenética.
También se habla de cuánto participan los trabajadores en el producto de la renta si es el 20%, el 30% o el 35%. También se habla de negocios en conjunto. No se habla de cosas que son pasado.

 

¿A qué te referís con cosas del pasado?
Hay empresarios que atrasan. Hablan del año 40 cuando estamos en 2021, en otro mundo.
Las oportunidades que presenta Argentina para transformar el asistencialismo al trabajo son altísimas.
Acá se puede producir algo que el mundo demanda, y eso es altamente competitivo y productivo.
Hoy la robótica, la generación de tecnología asistida en el medio del campo entre tranqueras, palos y alambres es fenomenal y eso no tiene prensa.
Los otros, dicen que son empresarios pero viven sumergidos en la economía en negro, con bajos salarios y explotando a gran parte de la gente. Piden asistencialismo y subsidios al Estado y ayuda para frenar a la competencia. Hablan de una economía libre, pero viven totalmente bajo la protección estatal.
El gringo que está en el campo raramente protesta. A veces, con las retenciones, da un tractorazo pero el lunes va al campo porque tiene que sembrar, o fumigar o porque tiene que colocar algún producto.

 

¿Alguna vez se invirtieron los roles?
No. Siempre el motor de la economía argentina fue el agro. Hoy la tecnificación de la agroindustria es tal que Argentina obtiene productividades impensadas. Y esto es porque hay tecnología e inversión que genera trabajo y riqueza.
El empresario de campo lo producido lo vuelve a invertir en máquinas, tecnología y en la próxima cosecha, no lo fuga a Miami o Brasil.
Y esto fue siempre más o menos así. A partir de la instalación de la siembra directa y la genética bovina, por los años ‘80, esto es una industria a cielo abierto de dimensiones impensadas que cada vez es más grande y que abarca más zonas de la economía argentina.
En esta última cosecha solamente en tres productos, maíz trigo y soja, generaron US$ 40.000 millones en exportaciones y son los que generaron en todas las exportaciones del complejo agro exportador argentino entre 80 y US$ 100.000 millones en el último año.

 

¿Cuáles son los riesgos del campo?
El campo tiene tres riesgos: el climático, el comercial (el precio de los de los comodites) y el riesgo país.
Pero el empresario puede manejarlos y también puede discutir un nuevo paradigma como una economía popular exportadora.
También hay nuevas generaciones de empresarios que están viendo el negocio agropecuario como una empresa que mueve muchos millones de dólares permanentemente y también que cada vez toma más porciones del Producto Bruto Interno nacional. Hoy un 65% del producido en el país deriva del campo.

 

Es fácil ver dónde está el problema…
El atraso está en los empresarios que están enquistados necesitados de asistencia y subsidios.
Habría que preguntarse quién está detrás de la falta de materiales por importaciones o quién especula con el precio del dólar.
Estos empresarios siempre culpan de sus males a los otros. Los verdaderos empresarios, los del campo, no buscan culpables.
Ellos trabajan, invierten y toman riesgos.

 

Los pseudo empresarios quieren subsidios. Que el Estado le garantice sus ventas, con beneficios en sus exportaciones con subfacturación, con un dólar barato y acceso a importaciones. Piden, piden, piden. Pero no dan nada. No hay inversión”

 

¿Existe una cultura del empresario?
Ser empresarios significa tomar riesgos, invertir y buscar una rentabilidad en función de un riesgo.
Pero, si el riesgo me perjudicó entonces perdí. Eso es ser empresario: ganar y perder.
Los pseudo empresarios tienen que entender que el trabajador es un socio dentro de la producción y que ellos tienen que tomar el riesgo empresarial: ganar o perder.
Por suerte, este tipo de pseudo empresarios son cada vez menos porque las generaciones cambian.
Sin embargo, hay algunos que no quieren cambiar porque les da mucho beneficio su lugar.
El mundo y Argentina van en otra dirección y esta gente sigue presionando sobre cosas que ya no existen. Es imposible no hablar de la siembra directa en el mundo, de los herbicidas, de la genética animal, de la transformación que hacen los rodeos de carne vacuna.
Sin embargo, hay gente que discute esto como si estuviéramos en los años 20, 30 o 40. Hoy se habla de otra cosa: la biotecnología, la transformación, los radares, la robótica.
Hoy muchos tractores y cosechadoras no necesitan gente. Argentina es líder en tecnología para Estados Unidos y para Rusia originando empleos de alto valor agregado.

 

¿Y es posible replicar esto a otros niveles?
Hay 18.000 camiones en Argentina que mueven cereal todos los días al puerto de Rosario. Esos camioneros, que están asociados al agro, cobran porque hay renta.
Eso es porque el campo es productivo y genera productividad. Y esa productividad la reparten entre los tercerizados, los tractoristas, la gente asociada, los que están dedicados a la robótica, los laboratorios y los camioneros.
Entonces, ¿por qué no se podría aplicar esta economía popular exportadora que tiene la agroindustria y que está funcionando bien al resto de la economía argentina?
Quizás sea una salida para salir del laberinto en que estamos y no encontramos nunca la salida.

 

 

¿Sin acuerdo con el FMI hay inestabilidad?
No. Esos mensajes son para llenar páginas de diarios y apartarse de la realidad. Todo es más simple.
Una deuda es una deuda. Alguien está tratando de cobrar una acreencia de una manera posible y Argentina hoy tiene pocas posibilidades de pago. Esa es la realidad.
Para dar estas soluciones está la ingeniería financiera. Ya sea para dilatar pagos, firmar nuevos compromisos o hacer un pago pequeño para que habiliten nuevas líneas de crédito. Argentina necesitaría hoy algún fondo fresco para que pueda hacer un colchón de reservas para que el dólar no se dispare si empiezan a presionar el dólar contra el peso.

 

¿Tenemos políticos malos o vivos?
Lo que pasa es que los políticos, entre liberales y populistas, no son del todo bueno para la economía diaria. La experiencia de los últimos ocho años es que los primeros son asistencialistas que generan pesos para repartir, y esos pesos se traducen en inflación. Y los segundos, los liberales, reparten dólares que no tienen y endeudan al país.
Estos repartos de dólares y de pesos van a sectores de las poblaciones diferentes.
Mientras que los pesos van a las clases más necesitadas, que quedaron sumergidas y que no pueden vivir sin ese asistencialismo; los dólares llegan a las clases más altas de la población. Esos son los dólares que después se vuelven a fugar del país. No se puede vivir de esta manera.

 

¿Estamos cerca o lejos de un acuerdo?
Ninguno de los dos tiene la atribución de romper esta negociación.
El Fondo Monetario le prestó a la Argentina aproximadamente el 70% de su capital y el 90% del capital prestable. Si el Fondo declarara “default” a la Argentina, todos sus socios deberían reconstituir su capital y aportar nuevo dinero al Fondo.
El acuerdo con el FMI no va a ser corto, va a llevar su tiempo. Hoy se está trabajando sobre muchas variantes para encontrar la solución para los dos.

 

¿Cómo vamos para adelante con una inflación del 50%?
La inflación anual hoy es la que nosotros lo previmos en agosto del año pasado de entre el 50 y el 55% por los efectos de la pandemia y de la mala praxis del gobierno. El número es malo, muy malo.
Este valor ya estaba lanzado el año pasado y difícilmente se podría corregir. Hoy podemos hacer algo probablemente para mejorar el índice del año que viene.
Para el gobierno no es igual. Lo tomó como una herramienta para ir licuando parte de sus pasivos, que no podría pagarlo de otra manera.
Pero para la gente, para el trabajador sí es muy malo.
Mucho de ese 50% también está en la interacción de pseudos empresarios que ven la oportunidad para obtener una mayor ventaja incorporando a los precios de los productos pluses que no existen en la realidad y así están obteniendo márgenes de utilidad enormes sobre el hambre o la necesidad de la gente.

 

Ser empresarios significa tomar riesgos, invertir y buscar una rentabilidad en función de un riesgo. Ahora, si el riesgo me perjudicó entonces perdí. Eso es ser empresario: ganar y perder”

 

¿Las PASO vienen con impacto económico?
No. En absolutamente nada. Hay que desmitificar las elecciones.
Para que al gobierno le vaya mal, el oficialismo debería sacar menos del 37% de los votos y tener menos representación en el Congreso.
Y para que a la oposición le vaya espectacular, debería sacar más del 52% de los votos. Esos son los porcentajes de legisladores que ambos renuevan en las elecciones primarias del 12 de septiembre .
Supongamos que la oposición le gane al oficialismo, al día siguiente vos seguís teniendo los problemas que tenías al día anterior.
Para tenerlo bien en claro, lo único que necesita este país es producción que tiene que ser exportable para generar trabajo.

 

¿Cómo ves la falta de trabajo?
Debemos cambiar los planes sociales por trabajo genuino y ese trabajo no lo genera solamente el Estado, también lo puede generar un empresario privado. Pero para eso primero debe necesariamente invertir.
La generación de trabajo no va a ser de un día para el otro y la generación de pobreza, sí. Probablemente nos encontremos de acá a fin de año con mayor cantidad de pobres todavía. La curva de la pobreza es una curva que va a tardar mucho tiempo en revertirse, como tardó mucho tiempo en generarse.
Y la tendencia solamente se cambia con el salario del trabajo genuino. La gente necesita más y mejores salarios, y necesita más y mejores trabajos adaptados a la economía que la Argentina necesita.

 

La patria agro exportadora mueve casi el 65% de la economía Argentina. Con la última campaña de granos generó US$ 40.000 millones en exportaciones, con las exportaciones de carne generó entre 18 y 20.000 millones de dólares y con la agroindustria generaron otros US$ 20.000 millones más”.

 

¿Se espera una devaluación fuerte del peso frente al dólar?

El valor del tipo de cambio surge por dos cosas: la oferta y la demanda de billetes. Mientras que los exportadores liquiden su producción son dólares genuinos que se inyectan a la economía. Para absorber esos dólares tiene que haber pesos. Cuando no hay pesos privados genuinos aparece el Banco Central generando los pesos suficientes para quedarse con los dólares en el reserva.
El mercado se tensiona cuando el campo dilata la venta de su producción y al circuito empiezan a ingresar menos cantidad de dólares.
Por el otro lado, puedo tener la demanda de los pseudo empresarios importadores que viendo que el tipo de cambio se está quedando muy abajo, empiezan a demandar importaciones futuras para tener una mayor rentabilidad en el futuro y la demanda pasa a ser mayor que la oferta de dólares
Este período de tiempo de menos oferta tiende a pasar en Argentina sobre el segundo semestre del año hasta que aparezca el trigo en noviembre – diciembre.
Es probable que se generen tensiones sobre el segundo semestre sobre el dólar paralelo y llegue a valores llamativos entre 160 y 200 pesos, que es muchísimo. Mientras que el dólar oficial probablemente lo veamos a fin de año en $110 y 115 pesos.
Cuando escuchas empresarios acá que dicen no te mando el acero o no te mando el pino o no te mando la madera porque el dólar vale $180, es mentira porque la alternativa de ese tipo es venderlo en $101 y cuando importa su maquinaria también la compra al dólar de 101 pesos.

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