El Hogar Santa Teresita lleva adelante su labor silenciosa y comprometida con la sociedad, atendiendo a niñas en distintas situaciones y que necesitan del apoyo necesario para salir adelante.
Para afrontar de mejor manera las bajas temperaturas que se registraron en las últimas semanas, solicitaron la donación de abrigos, calzados, además de leche y diversos elementos que utilizan en los talleres las niñas.
La directora del Hogar, Nora Molina, señaló que “la gente de Posadas siempre fue muy solidaria con nosotros. Ahora nos acercaron abrigos, juguetes, algunos zapatos escolares y zapatillas. Tenemos un rango etario de nenas de 5 años hasta 19 años, y los zapatitos número 29 hasta 39 son los que más se usan. Por lo general los zapatos que tenemos son usados, provienen de donaciones y tienen su tiempo de vida. Hay zapateros que nos hacen precios y vamos arreglándonos como podemos”.
En diálogo con el programa “El Aire de las Misiones”, que se emite por la FM 89.3 Santa María de las Misiones, Molina contó que actualmente cuentan con 42 nenas en el Hogar Santa Teresita, “que es casi la mitad de lo que teníamos anteriormente. El año pasado por el tema de COVID-19 cerramos en marzo porque pensamos que sería por poco tiempo. Después para junio empezamos a solicitar abrir para los casos más urgentes, por la situación precaria que estaban viviendo las nenas en las familias y sobre todo con la parte escolar, porque no avanzaban. Este año pudimos abrir con el grupo reducido, manteniendo a quienes teníamos el año pasado y no pudimos hacer ningún ingreso nuevo”.
Consultada sobre las modalidades con las que funciona el Hogar, detalló que “son tres, la primera sería como hogar de día, que en época normal, no de COVID, las niñas vienen a la mañana y las madres cuando salen de trabajar, porque la mayoría lo hace como doméstica o en limpieza, las vienen a retirar a las nenas entre las cinco y seis de la tarde. Otra sería el grupo que se queda de lunes a viernes, que le denominamos internas. Y la última modalidad es para casos excepcionales, cuando son enviadas por algún juzgado, entonces allí se quedan de lunes a lunes y trabajamos para conseguir la revinculación lo antes posible con algún miembro del grupo familiar”.
La directora remarcó que en este momento las que se quedan de lunes a viernes conforman el grupo más numeroso porque “buscamos evitar que ellas viajen tanto en los medios de transporte por el tema del COVID-19. Siempre pretendemos que tengan el mayor contacto posible con la familia pero ahora, con esta nueva realidad, queremos que se queden a dormir acá de lunes a viernes”.
Actividades
En el Hogar Santa Teresita “la mayoría de las chicas va a la escuela por la tarde y a la mañana tienen apoyo escolar. Todos los días, dos horas, vienen maestras para hacer las tareas y refuerzan los conocimientos para las que tienen mayores dificultades. Después tenemos un equipo interdisciplinario, conformado por dos psicopedagogas, dos psicólogas, un pediatra, una odontóloga ad honorem, que viene a donar su tiempo, y una trabajadora social. Después tienen clases de ballet, con una voluntaria que este año se sumó, y les brinda clases de clásico, español, jazz y ese tipo de cosas. Además hacen taekwon-do, pintura sobre madera, telas, artesanías, taller de panadería y repostería”, explicó Molina.
Para poder llevar adelante los talleres, también son importantes las donaciones, “los chicos que hacen taekwon-do necesitan los dobok, si alguien ya no los usa será bienvenido. También siempre hay un gasto extra de pinceles, porque hacen hermosas pinturas las chicas”.
“La idea es apuntalar todos los potenciales que ellas tengan y que salgan con las herramientas. Si podemos las vamos a acompañar con toda la formación terciaria y universitaria”, concluyó.
Mantenerse en tiempos difíciles
El Hogar Santa Teresita, cuenta Molina, fue fundado hace más de cien años, “empezó como un asilo de niñas a fines de 1900 y después se transformó en un hogar de niñas adecuándose a las nuevas leyes de protección al menor. Nos mantenemos con el aporte de los socios, porque somos una asociación civil y pagamos una cuota trimestral. Hacemos eventos, como el de junio próximo que será una feria americana, con todo el protocolo de seguridad e higiene en el patio del Hogar, que es abierto, permitiendo que haya circulación de aire. Anteriormente hacíamos un bingo, venta de empanadas que ahora por esta situación no lo hacemos para evitar la aglomeración de personas”.
Además reciben “un subsidio de la provincia. La EBY nos está ayudando ahora para todo lo que es remodelación y mantenimiento de la estructura. La parte primera fue el primer hospital del territorio nacional de Misiones y es todo adobe que cuando se empieza a descascararse resulta imposible contenerla porque son pedazos de barro que caen”.
Y agregó la directora del Hogar que “pensar en una nueva infraestructura es difícil por los costos de los materiales. Además, este edificio fue declarado monumento histórico y no podemos cambiar lo básico de lo que está en la primera parte del Hogar y que está por Rivadavia”.
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