En el marco de la cuenta regresiva para el inicio de las clases presenciales, la presidenta de la Sociedad de Oftalmología de Misiones y especialista en oftalmología infantil, Nadia Flores habló con FM 89.3 Santa María de las Misiones acerca de la importancia de los controles en niños y adolescentes antes de empezar las clases. “Los niños más pequeños no nos pueden manifestar si ven bien o no y por eso es fundamental realizar los controles preventivos para diagnosticarlo a tiempo y evitar mayores inconvenientes”, aseguró.
Los problemas de aprendizaje pueden ser por la miopía
Según explicó Flores, “hay muchos casos de niños que tienen problemas de aprendizaje o comportamiento en las escuelas sólo por el hecho de que no ven bien. Muchos de los niños que no prestan atención en clases es porque no ven bien. Al no poder entender lo que dice el pizarrón, molestan a sus compañeros porque se aburren, no pueden llevar el hilo de la clase”, contó y aconsejó revisar la visión de los niños que no se comportan bien en el aula porque “pueden tener miopía o cualquier otro problema de visión. Algo tan simple como un par de anteojos puede resolver esta cuestión”.
En este sentido, la profesional destacó la importancia de capacitar a las maestras para que puedan notar este tipo de problemas en los niños. “Suelen ser ellas las que se dan cuenta de que algo anda mal con la vista del niño cuando achinan los ojos, por ejemplo. Las maestras cuentan esto a los padres para que los manden al oftalmólogo. Su rol (haciendo referencia a las maestras), es fundamental”, señaló.
Las secuelas de la virtualidad
En el marco de la pandemia y la educación virtual, el año pasado se realizó un estudio para evaluar las miopías en los niños y adolescentes. “Al hacer enfoque en un dispositivo celular o la computadora, los ojos hacen un mayor esfuerzo para permanecer enfocando de cerca. Con lo cual, en muchas ocasiones, pierden la relajación y el enfoque de lejos”, explicó Flores.
Por esta razón, advirtió que “estamos en riesgo de tener más niños con miopía, es decir chicos que ven muy bien de cerca y muy mal de lejos. Las pantallas de celulares y computadoras, están entrenando al ojo a ver de cerca y no alcanzar a ver el pizarrón”.
Para evitar o reducir los efectos negativos de la sobreexposición a pantallas a causa de la pandemia, la especialista recomendó una serie de ejercicios para relajar los músculos del ojo: “Cada veinte o treinta minutos de estar con cualquier tipo de dispositivo tecnológico, hay que relajar la fuerza de enfoque mirando a un cuadro o cualquier objeto que esté a dos metros aproximadamente durante algunos segundos”, aconsejó y agregó que al ojo “hay que educarlo”.
¿Cada cuánto se debe controlar?
“Como es tan difícil darse cuenta de que un niño tiene problemas de visión, los controles son fundamentales”, reiteró Flores.
En cuanto a la periodicidad de los mismos, explicó que “el primer control debe realizarse hasta los tres meses de vida. Cuando el niño cumple un año, es el turno del segundo control y de los dos a tres años es el tercero. Finalmente, en edad preescolar debe realizarse el cuarto y, a partir de allí, es un control cada dos años”.
Al respecto, la especialista aseguró que “estas son recomendaciones de la Sociedad de Pediatría en conjunto con la Sociedad de Oftalmología de nuestro país”. Por otra parte, si bien dijo que la miopía o astigmatismo no tienen una herencia dominante, es decir que no son hereditarios, el componente genético puede influir.
Por ello, “recomiendo que si el padre, por ejemplo, comenzó con astigmatismo o miopía a los 15 años, sería bueno que lleven a control a sus hijos a los 12 o 13 años para prevenir”.
Gafas para prevenir COVID
La especialista aconsejó el uso de gafas tanto en niños como en adultos ya que “evita que nos toquemos los ojos”, dijo. Sin embargo, destacó la importancia de cambiarlas y limpiarlas periódicamente. “Es fundamental que las gafas no estén rayadas ni sucias y, como los chicos están jugando todo el tiempo, es importante controlar eso”.
En cuanto a modelos o marcas, dijo que “lo importante no es tanto la marca sino que esté en buen estado. Si no las cambiamos de vez en cuando, es como tener un parabrisas sucio: si le ponemos gafas que no estén en condiciones a nuestros hijos, terminamos afectando su visión”.
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