A principios de año, cuando se decretó la cuarentena obligatoria en todo el territorio nacional, Lourdes Rojas pensó en aquellos universitarios que quedaron varados en Corrientes Capital, lugar donde reside.
“Me preocupé. Sabía que muchos de los hijos de mis compañeros de facultad en Misiones, estaban estudiando en Corrientes. Entonces, me ofrecí para acercarlos hasta el Arco. Y así surgió está idea”, contó Lourdes a FM 89.3 Santa María de las Misiones.
Desde ese momento la mujer decidió trasladar a jóvenes que no cuentan con los recursos para emprender el regreso a casa.
“En la mayoría de los casos, tienen las manos atadas: por cuestiones económicas, porque no hay transporte y además el hisopado incide mucho en ellos. Esa es otra realidad”, dijo.
De acuerdo a Lourdes, ya lleva realizados dos viajes y ha trasladado a seis estudiantes y dos mascotas: “Resulta que muchos chicos no tienen la posibilidad de dejar a la mascota en Corrientes, porque no tienen con quién. Además los que son mascoteros sufren mucho, el animal los acompaña durante todo el tiempo que se encuentran estudiando”.
Para la mujer concretar está misión solidaria no cuesta mucho “es sólo decidirse y hacerlo”.
Por eso, invitó al Estado y a las autoridades que correspondan “a que les brinden una respuesta a estos chicos y a sus padres, que son contribuyentes. No cuesta fijar fechas de traslado, poner dos colectivos que garanticen con el cumplimiento de seguridad e higiene para trasladar a los estudiantes, muchos se quedan hasta rendir todas las mesas con problemas de conectividad. Habrá chicos solos pasando necesidades en las fiestas. Ellos son los futuros profesionales de nuestro país y debemos ayudarlos”, pidió.
Regresar a casa
La realidad es que muchos jóvenes aguardan volver a casa. Entonces “es necesario mostrar esta situación, son estudiantes que se están educando y también los educamos nosotros, con el ejemplo y sé que alguno de los chicos que llevé, el día de mañana, va a replicar mi acción. Yo estoy replicando por toda la gente que fue solidaria conmigo a lo largo de mi vida. Éste es mi pequeño aporte, y si hay una cadena solidaria esto puede ser mejor”.
En el nombre de Irupé
Hace un tiempo Lourdes perdió a su hija Irupé en “una mala praxis”. Tenía 20 años y era estudiante universitaria. En memoria de ella, creó una PyME: “Irupé Construcciones”.
“No soy millonaria”, aclaró la mujer. Pero, a la hora de ayudar está dispuesta a hacerlo porque considera que “lo único que nos llevamos es lo vivido. Lo demás es cotillón. Y esto lo entendí cuando falleció mi hija. Yo me llevé, dentro del dolor, la grata sorpresa de la cantidad de gente que la quería: sus amigos y la familia de sus amigos”.
Por otro lado, Lourdes siente que al ayudar a los chicos de alguna forma ve a su hija: “Una de las chicas, que viajaba para Posadas, me hizo recordar a mi hija mientras conversábamos, por momentos se me trasmutaba la historia de mi hija”.
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