Eduardo Ferraresi y su esposa Diana comenzaron su viaje en Hong Kong donde abordaron un crucero de la empresa Westerland de bandera holandesa el 15 de enero. Sin embargo, la embarcación navegó sin rumbo durante casi dos semanas debido a que Taiwán, Filipinas, Guam, Corea del Sur y Tailandia le cerraron el acceso a sus puertos. Finalmente, pudieron amarrar en Camboya.
Abordo del crucero una mujer provocó que se activaran los protocolos de prevención por tener síntomas compatibles con la enfermedad. No obstante, los análisis concluyeron que era un caso negativo. La mujer estadounidense y su marido viajaron el 14 de febrero desde Camboya a Kuala Lumpur, donde fueron internados en un hospital malayo.
Previa llegada a Ezeiza, el 15 de febrero, el matrimonio hizo una escala en Brasil y a partir del retorno a La Plata las autoridades sanitarias les comunicaron que deben estar 15 días en cuarentena sin salir de su domicilio y deben estar aislados.
El Aire de las Misiones dialogó con Eduardo Ferraresi quien manifestó que él y su esposa se encuentran bien de salud y no presentan síntomas. “Ayer leí un comunicado de Salud de la Nación que decía que hoy nos chequearían y si está todo bien supongo que nos van a dar el alta”, contó.
Eduardo, que es médico al igual que Diana, relató a la FM 89.3 cómo fue su llegada al país y la cadena de errores y falta de controles que hubo. “Yo llegué el sábado 15 y el martes me llamaron que me tenía que aislar, recibí esa primera semana uno o dos llamados telefónicos, pero nada más. Después vino el fin de semana largo y en Argentina ni la salud trabaja”, sostuvo.
Contó que cuando bajó en el Aeropuerto de Ezeiza no le realizaron ningún tipo de control. “Me estaba esperando mi hijo, nos subimos al auto y nos fuimos al cumpleaños de mi nuera, el domingo estuve con mis nietos y mi familia; el lunes fui a la sala de terapia intensiva donde soy coordinador, después fui a la casa de un amigo y compartí la tarde con su mujer y sus hijos, y recién el martes cuando estaba en Buenos Aires en la oficina me llamaron de la Subsecretaría de Salud local para decirme que me tenía que aislar”, relató.
A todo esto reveló que si como médico hubiera tenido alguna sospecha de estar contaminado con el virus no se hubiera puesto en contacto con su familia. “Yo bajé convencido de que no tenía nada, me sorprendió que nos pusieran en cuarentena, pero lo acepto. Yo en ningún momento pensé que podía tener esto”, aseveró.
En este sentido, sostuvo que si eran sospechosos de portar la infección los hubieran puesto en cuarentena al bajar del avión, “no cuatro días después”.
“Me hubieran parado cuando bajé del avión, no cuatro días después. Esto es una globalización y es imposible parar el virus. Ahora tenemos un foco en Italia, y qué pasa si un señor infectado de ese país va para España, viene para acá y no lo controlamos. Una medida drástica es lo que hicieron los países del Sudeste asiático donde ante una sospecha directamente no nos dejaron entrar. Habría que prohibir que todos los aviones de Italia vengan a la Argentina ante estos casos”, opinó.
Asimismo, señaló que “tampoco hubo representantes de la Embajada argentina en los países donde hicieron trasbordo”. “En Camboya había representantes diplomáticos de todos los países que viajaba en el barco y controlaban a toda su gente, pero no había ninguno de la Argentina. Hicimos Camboya, Qatar y San Pablo donde subió una tonelada de gente que viajaba a la Argentina, si hubiera estado infectado los contagiaba a todos. Tranquilamente un paciente sin manifestación del virus puede desparramarlo por cualquier lado”, advirtió.
Para finalizar, reiteró que él y su esposa se encuentran bien de salud y no presentan ningún síntoma. “No estamos enfermos. Pero, si yo lo estaba y mi mujer no, la iba a terminar contagiando, por eso digo que es todo muy light, muy cartón pintado. En teoría vendrían hoy o mañana a hacerme alguna muestra”, cerró.
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